Vaerá(Éxodo 6:2-9:35)
Vaerá
La parashá de Vaerá nos cuenta cómo se fueron desarrollando los acontecimientos para que el hijo primogénito de Hashem, Bení Bejorí Israel, saliera de la esclavitud a la libertad. “Y habló Elokim”, Midat Hadín (juicio) - “a Moshé diciéndole: Yo soy Hashem”, Midat Harajamim (compasión) (Éxodo 6:1). Rashí dice sobre esto: Hashem es confiable en relación al pago de una recompensa. "Neeman leshalem sajar".Continúa el pasuk diciendo, que a nuestros patriarcas "no les dijo". ¿Qué fue lo que no les dijo? La respuesta es que no les mostró que era piadoso y misericordioso, sólo les enseñó su midá de justicia.
* * *
Nos narra la Guemará en Masejet Nedarím (40a) que en una ocasión,
Rabí Akiva y sus alumnos se encontraban en serios problemas económicos y
tomaron la decisión de recurrir a una Ministra Romana muy rica para
pedirle un gran préstamo y así, la Ieshivá tendría sustento.Llegaron hasta ella encabezados por Rabí Akiva y le pidieron el préstamo. Ella accedió a darles el préstamo, después de que fijaron un lapso en el cual se lo devolverían. Sin embargo, al darles el dinero, se dirigió al Rosh Ieshivá, Rabí Akiva, y le dijo: “¿Quién será el garante sobre el préstamo, para asegurarlo?”.
Rabí Akiva le respondió: “El que tú nombres será el aval del préstamo”. “Si es así” dijo la Ministra Romana “Dios y el mar serán los que avalen el préstamo”. “Que así sea” dijo Rabí Akiva, y volvieron a la Ieshivá.
Llegó el día del pago y justo enfermó Rabí Akiva y cayó en cama, quedó imposibilitado para ir a pagar. La Ministra mandó llamar al Rosh Ieshivá y éste no se presentó. La romana se paró junto al mar y empezó a rezar con todas sus fuerzas: “Rey del mundo, cuando yo le presté el dinero a Rabí Akiva, acordé con el sabio judío que Tú serías garante junto con el gran mar. Yo creí en la palabra del rabino y por eso presté el dinero”.
El rezo no quedó sin respuesta y Hashem puso una demencia en el corazón de la hija de un rey qué vivía lejos del lugar. Ella salió del castillo con todas sus joyas y piedras preciosas en una caja y las tiró al mar.
El mar recordó la orden divina y cumplió como aval, sus olas
arrastraron la pesada caja hasta la puerta de la Ministra Romana que
aún seguía parada ahí rezando, y al ver su petición colmada por
completo se llenó de júbilo.
Al poco tiempo, Rabí Akiva sanó y fue con el dinero para cumplir con
la Ministra, explicándole la dolencia que tuvo y la imposibilidad de
acudir el día pactado. Más cuál fue su sorpresa cuando ella le
respondió con mucha emoción:“Rabí, como no acudiste, le pedí a Dios, rey del mundo, que me pagara lo acordado. Hashem me pagó, por lo tanto el dinero que traes te pertenece. Y no sólo eso, sino que el garante mandó dinero extra, así que por favor llévate el excedente”. "Neeman leshalem sajar".
* * *
Recuerdo con mucho cariño, que cuando se fundó el Kolel Bircat
Shmuel de la Ciudad de México, yo era miembro de la mesa directiva. El
dinero no abundaba y salíamos a juntar donativos con el corazón en la
mano varias veces a la semana para cubrir los gastos.En una de las juntas, se discutió el tema del seguro médico para los avrejim. Yo insistí fuertemente en que debíamos adquirir un seguro caro, amplio e internacional, que cubriera con seguridad a los rabanim y a sus familias. No fue fácil, ya que muchos querían seguros más económicos. Finalmente se adquirió el seguro Danés, que realmente es efectivo.
Al poco tiempo, un pequeño niño de tan sólo 8 años se afectó de la terrible enfermedad en la sangre y fue llevado a Estados Unidos (Nueva York), donde fue atendido adecuadamente y con prontitud. No volví a saber de esta apreciable familia durante muchos años.
Hace unos años, me encontraba en Nueva York con mi hijo Israel Meir buscando Ieshivá para él. Nevaba fuertemente y ya era tarde, habíamos recorrido 3 o 4 diferentes lugares y yo aún estaba indeciso y no sabía dónde mandarlo.
Levanté mis ojos al cielo y le pedí a Hashem: “Ayúdame, no tengo en quién confiar más que en mi Padre en el cielo. Por favor mándame una señal”.
Llegamos finalmente a Far Rockaway en Nueva York y el Mashguiaj (Rav Braffman) nos recibió en su oficina. Conversando me dijo que ya había escuchado mi nombre, y al saber que éramos de México, llamó por teléfono a su yerno y nieto.
¡De repente vi el milagro divino, como haber visto la partida del Mar Rojo! Entró por la puerta aquel avrej que conocí en México hacía 15 años, con su hijo sano y salvo y yo no podía pronunciar ni una sola palabra, quedé como suspendido en el tiempo.
Después platicamos y nos abrazamos, supe que Hashem escuchó mi tefilá (plegaria) y me mandó la señal. Mi hijo estudió en esta maravillosa Ieshivá, hasta que hace poco lo mandamos a continuar sus estudios a Israel.
Pon tu pan sobre las aguas, y con el tiempo, Hashem te lo regresará con manos llenas, ya que Hashem es "Neeman leshalem sajar".
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