Omraam M. Aivanhov ~
Explotad vuestras riquezas espirituales.
El mundo entero desea la paz, la libertad. Podemos incluso decir
que mucha gente las desea también para los demás. Pero como muy pocos
saben dónde encontrarlas y cómo realizarlas, ocurre que, a pesar de
todos estos magníficos deseos, la mayoría se sienten desgraciados y
hacen también desgraciados a los demás.
Sólo se puede encontrar
la felicidad dando prioridad a la vida interior sobre las adquisiciones
exteriores. Por supuesto, muchos dirán que ya lo saben: "El dinero no da
la felicidad". Saben que ni los bienes materiales, ni la gloria, dan la
felicidad, pero se comportan como si no lo supieran.
Continuamente
se preocupan por conseguir una buena situación material. Es por ello
por lo que, incluso aunque lo consigan, no serán felices, e incluso
harán desgraciados a los demás.
¡Se alborota tanto sobre el
éxito material! Mientras se de tanta importancia a quienes triunfan
financiera y socialmente, presentándolos por todas partes, en los
periódicos, en la radio, en la televisión, se irá alimentando en las
personas menos favorecidas, el sentimiento de inferioridad, de
insignificancia, lo que necesariamente provocará celos, rencores, odios.
No quiero decir con ello que se deba dejar totalmente de lado
el éxito social, no. Pero pienso que si los humanos dieran mayor
importancia y aprendiesen a utilizar sus riquezas interiores, la
sociedad se comportaría mejor. En primer lugar porque sería más
generosa. ¿Cómo es posible pensar que la gente que concentra todos sus
esfuerzos en el éxito material pueda ser realmente generosa? Sienten que
aquello que tienen no lo poseen verdaderamente, y que están a merced de
los acontecimientos o de la mala voluntad de gente más activa y más
hábil que ellos; es, pues, normal que vacilen en compartir con otros
aquello que tanto temen perder. Y no tan sólo no lo compartirán, sino
que harán lo imposible para conservado, aunque para ello deban mostrarse
egoístas, despiadados, o crueles. Por el contrario, aquél que ha
trabajado para conseguir riquezas espirituales estará siempre dispuesto a
beneficiar a los demás; sabe que no tan solo no perderá nada, sino que
incluso se enriquecerá ayudándoles.
Los humanos necesitan tener
modelos a los que imitar. Cuando ven a alguien que se distingue por su
capacidad, por sus éxitos, desean ser como él. Por lo tanto, ¡cuidado!,
si vuestra superioridad consiste en tener más dinero, más poder, más
gloria, no seréis un buen modelo ya que arrastraréis a la gente hacia un
camino que incita siempre a dominar a los demás, a humillarlos, a
ponerlos en evidencia. En cambio, si vuestra superioridad se encuentra
en vuestras cualidades espirituales, la bondad, la sabiduría, el
control, la nobleza, la generosidad, la pureza, la abnegación... no sólo
sentiréis que realmente éstas os pertenecen y os permiten afrontar
todas las situaciones dificiles, sino que también ayudaréis a los demás a
andar por el buen camino y a encontrar la felicidad. Todo el mundo
necesita modelos pero no modelos para alcanzar el éxito material, sino
para que les ayuden a tener conciencia de sus verdaderas riquezas, las
riquezas del corazón, del alma y del espíritu.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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