LUZBY BERNAL

sábado, 4 de febrero de 2012

Los pronósticos de Isaac Held, el Einstein del cambio climático


Los pronósticos de Isaac Held, el Einstein del cambio climático

El cambio climático también tiene su Einstein
Held obtuvo el premio Fronteras del Conocimiento, de la Fundación BBVA. Archivo / EL TIEMPO.
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Este investigador de origen alemán es llamado el 'profeta de las sequías' y también de tormentas.

"¿Colombia? Con el paso del tiempo será un país cada vez más lluvioso, creemos que los efectos del agua se harán más intensos". Es la primera profecía que hace, en menos de cinco minutos de charla, Isaac Held, investigador del Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa, en Princeton, Nueva Jersey).

La segunda es otra descarga. "Pero sectores de Argentina, Uruguay, Chile, España y otros países del Mediterráneo europeo como Italia, parte de Francia, Grecia, Turquía, Croacia, por ejemplo, serán cada vez más secos".

Evocando a un profesor de primaria, y como para no dejar espacio a la confusión, él resume su vaticinio en palabras más sencillas y al alcance de cualquier dummie: "Con la ayuda de los vientos y de sus constantes variaciones, las zonas húmedas serán más húmedas y las secas, más secas, eso es lo que hemos podido calcular".

Esto sin contar el hecho de que las regiones cercanas a la línea del Ecuador (el Caribe) serán más propensas a tormentas y huracanes, por lo que el control de la agricultura y de las inundaciones deberá sufrir cambios radicales, a menos que se quieran seguir viendo situaciones incontrolables. En Canadá y la península Escandinava se espera que las precipitaciones suban entre el 5 y el 10 por ciento por cada grado centígrado de calentamiento. Pero, igualmente, sitios como el norte de África sufrirán por la falta de agua.

Tantos extremos y tanta relatividad tienen los pronósticos de Held que por algo ha sido bautizado el Einstein del cambio climático.
Pero este sobrenombre tiene, en realidad, otro sustento. Él ha cambiado la forma de ver este fenómeno global, que siempre se ha explicado, estrictamente, como un aumento de la temperatura a raíz de la emisión de dióxido de carbono y otros gases, como consecuencia del uso de combustibles fósiles.

Pero Held ha abierto nuevas vías de trabajo, al incorporar el papel que juega el agua en la evolución de esos cambios climáticos, esto a través del estudio del movimiento del líquido en la atmósfera y de la influencia del vapor de agua como otro protagonista del efecto invernadero, "cuya existencia y abundancia también es otra reacción al calentamiento global", explica.

Y precisamente por esos planteamientos poco habituales es que acaba de ganar el premio Fronteras del Conocimiento, que entrega la Fundación BBVA en España, tal vez uno de los galardones más importantes del mundo.

Held no es un investigador mediático y su cara no es familiar para la gran mayoría, pero para los que lo conocen, este galardón hace justicia a más de 30 años de estudios. "Su trabajo no es solo relevante, sino que es también de la mayor importancia para tomar decisiones", opina Bjorn Stevens, director del Instituto de Meteorología Max Planck (Alemania).

Pero Held prefiere ser modesto. "No sabía ni que era candidato", dijo, pese a que estudios suyos han ayudado a resolver gran parte de los procesos que determinan la existencia de diferentes zonas climáticas.

"La cantidad de agua en la atmósfera es lo que hace que unas zonas sean más húmedas que otras. Con el aumento de las temperaturas, sube también la cantidad de vapor de agua, y, a su vez, este gas incrementa la temperatura. Se produce por tanto como un efecto de retroalimentación".

Aunque no pierde oportunidad para decir que si no fuera por el vapor de agua (y el CO2) la vida sería una utopía y la temperatura de la Tierra no superaría los 15 grados centígrados bajo cero.

"Todo los excesos se vuelven una amenaza". Señala que en el Mediterráneo, por ejemplo, de no reducirse las emisiones de CO2, la temperatura podría aumentar unos 3 grados en un siglo, lo que implicaría una reducción en las lluvias de entre un 10 y un 15 por ciento por cada grado centígrado de incremento.

Isaac Held habla siempre de momentos y de cambios trascendentales, tal vez porque su vida ha estado plagada de ellos.

Primero, sus padres se conocieron en Auschwitz, uno de los campos de concentración de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Held nació después de que la confrontación había terminado, dentro de un campo de refugiados situado en Ulm, una ciudad alemana a orillas del Danubio, en 1948.

Cuando tenía 4 años, su familia emigró a Estados Unidos. Dos años después, su padre murió y quedó al cuidado de su madre.

Ya como estudiante, su primera elección trascendental fue la física teórica, pero era la época de las protestas contra la guerra de Vietnam. "Era muy complicado concentrarse en los estudios", dice.
Pese a todo, leía cuanto documento científico caía en sus manos. Uno de ellos le volvió a dar un giro a su existencia: el informe Man's Impact on the Climate, de 1972, uno de los primeros análisis de los efectos del aumento de los gases invernadero en la atmósfera, causado por el hombre.

Held vio desde ese entonces el problema del clima como "un reto realmente importante para la sociedad".

Tras licenciarse en Física en la Universidad del Estado de Nueva York y de obtener un doctorado en Ciencias de la Atmósfera y el Océano en la Universidad de Princeton, se dedicó a trabajar en la Noaa, de la que aún hace parte.

A pesar de que su análisis está lleno de bases científicas, Held dice que parte de la solución que debe aplicarse a estos nuevos retos climáticos es política. "Nuestra función es aportar las evidencias necesarias para que los gobiernos actúen".

No se arriesga a calificar el éxito o fracaso de las negociaciones mundiales, como las que acaban de terminar en Durban (Sudáfrica), pero se atreve a plantear que un consenso no puede tardar. "No soy un político y no puedo analizar el tema, pero sí puedo decir que estamos ante un reto enorme. Hace falta tomar decisiones, modificar nuestras fuentes energéticas, ya que todo esto es un problema de gran magnitud económica. La ciencia no tiene un reto más grande por delante que el de estudiar y descubrir los enigmas del cambio climático".

Uno de los primeros en celebrar el premio para Held fue el Comité Científico Internacional de Investigación en la Antártica (Scar), que resume su trabajo como una exposición que muestra, ahora más que nunca, al planeta en su conjunto como un sistema con interconexiones de gran complejidad. Uno de los voceros de ese comité concluyó: "La atmósfera y el océano son los grandes distribuidores de la energía del planeta, y Held ha contribuido a entender cómo se produce este proceso".
JAVIER SILVA HERRERA
Redacción Vida de Hoy
EL TIEMPO.COM

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