Publicado 26/03/2015 09:54
OPINIÓN
Es necesario un mayor entendimiento con EE.UU. y la Unión Europea
El nuevo gobierno de Israel debe mejorar las relaciones bilaterales
Oded Eran *
Si bien el nuevo gobierno israelí aún no se ha formado y juramentado, los medios de comunicación israelíes e internacionales ya han pronosticado una colisión entre Israel y la comunidad internacional, incluidos los Estados Unidos.
Dada la ideología política compartida por los potenciales socios de coalición y su acercamiento al conflicto palestino-israelí, no es difícil hacer una predicción.
El primer ministro Netanyahu tendrá que yuxtaponer la estabilidad de su futuro gobierno contra los riesgos involucrados en la persecución de las promesas políticas preelectorales de su propio partido y sus otros socios ideológicos.
Es recomendado que cuando la coalición presenta su futuro programa internacional, el primer ministro se reúna con el liderazgo político de los actores internacionales clave para llevar a cabo una discusión franca sobre las expectativas, limitaciones y posibilidades. Esta vez, su primera parada debe ser la Casa Blanca en Washington - y no necesariamente el Congreso norteamericano.
Tres temas principales dominarán la agenda internacional de Israel en los próximos años, y sin duda hasta la salida del presidente Obama de la Casa Blanca en enero de 2017: el conflicto palestino-israelí; el programa nuclear iraní; y la continua inestabilidad en el Medio Oriente y sus ramificaciones para la seguridad de Israel.
Aunque el primer ministro Netanyahu retrocedió ante la declaración por la que parecía renegar de su compromiso con la solución de dos estados, es poco probable que el próximo gobierno esté dispuesto a negociar una solución global al conflicto palestino-israelí. Después de que se conocieran los resultados de las elecciones el presidente Obama llamó para felicitar a Netanyahu por su victoria y declaró su clara preferencia por la solución de dos estados. Obama agregó: "Nosotros vamos a evaluar opciones que estén disponibles para asegurarnos de que no vayamos hacia una situación caótica en la región."
Esta declaración dio lugar a especulaciones de que los EE.UU. están considerando una nueva resolución del Consejo de Seguridad que aborde las cuestiones clave en el conflicto palestino-israelí o una nueva versión de los parámetros de Clinton 2000, sobre la base de los esfuerzos del Secretario de Estado Kerry en 2013-14 para alcanzar una solución. Estas ideas ya fueron objeto de debate dentro de la administración de Estados Unidos a raíz del colapso de las negociaciones de Kerry.
Sin embargo, si alguna de estas ideas llega a adoptarse, es casi seguro que no producirán el resultado deseado, ya que ni los israelíes ni los palestinos están dispuestos a volver a la mesa de negociaciones para un acuerdo sobre el marco de estas negociaciones, y sin duda no pueden ni quieren llegar a una solución integral a los temas centrales en el conflicto.
Medidas bilaterales posibles
Por ello, ante esta colisión prevista entre Israel y la comunidad internacional, en conjunto con la incapacidad de producir un cambio en la situación, los Estados Unidos harían bien en sondear con el nuevo gobierno en Israel un plan de acción que comprenda tres categorías diferentes de tipo bilateral, y medidas dirigidas tanto hacia los palestinos como a los israelíes:
a. Medidas inmediatas, incluyendo la reanudación de la transferencia de los ingresos fiscales palestinos recaudados por Israel, la continuidad con la cooperación en seguridad, la asignación de la reconstrucción continua de Gaza, el cese de de la construcción en los asentamientos por parte Israel - ciertamente fuera de los grandes bloques de asentamientos, y la suspensión de la actividad unilateral palestina contra Israel en las instituciones internacionales.
b. Conversaciones bilaterales entre israelíes y palestinos sobre acciones a corto y mediano plazo, como las actividades económicas palestinas en la zona C.
c. Separar las discusiones sobre los términos de referencia para una solución integral que se celebrarán con los EE.UU., en nombre del Cuarteto, con Israel y los palestinos.
Este plan,
Dada la ideología política compartida por los potenciales socios de coalición y su acercamiento al conflicto palestino-israelí, no es difícil hacer una predicción.
El primer ministro Netanyahu tendrá que yuxtaponer la estabilidad de su futuro gobierno contra los riesgos involucrados en la persecución de las promesas políticas preelectorales de su propio partido y sus otros socios ideológicos.
Es recomendado que cuando la coalición presenta su futuro programa internacional, el primer ministro se reúna con el liderazgo político de los actores internacionales clave para llevar a cabo una discusión franca sobre las expectativas, limitaciones y posibilidades. Esta vez, su primera parada debe ser la Casa Blanca en Washington - y no necesariamente el Congreso norteamericano.
Tres temas principales dominarán la agenda internacional de Israel en los próximos años, y sin duda hasta la salida del presidente Obama de la Casa Blanca en enero de 2017: el conflicto palestino-israelí; el programa nuclear iraní; y la continua inestabilidad en el Medio Oriente y sus ramificaciones para la seguridad de Israel.
Aunque el primer ministro Netanyahu retrocedió ante la declaración por la que parecía renegar de su compromiso con la solución de dos estados, es poco probable que el próximo gobierno esté dispuesto a negociar una solución global al conflicto palestino-israelí. Después de que se conocieran los resultados de las elecciones el presidente Obama llamó para felicitar a Netanyahu por su victoria y declaró su clara preferencia por la solución de dos estados. Obama agregó: "Nosotros vamos a evaluar opciones que estén disponibles para asegurarnos de que no vayamos hacia una situación caótica en la región."
Esta declaración dio lugar a especulaciones de que los EE.UU. están considerando una nueva resolución del Consejo de Seguridad que aborde las cuestiones clave en el conflicto palestino-israelí o una nueva versión de los parámetros de Clinton 2000, sobre la base de los esfuerzos del Secretario de Estado Kerry en 2013-14 para alcanzar una solución. Estas ideas ya fueron objeto de debate dentro de la administración de Estados Unidos a raíz del colapso de las negociaciones de Kerry.
Sin embargo, si alguna de estas ideas llega a adoptarse, es casi seguro que no producirán el resultado deseado, ya que ni los israelíes ni los palestinos están dispuestos a volver a la mesa de negociaciones para un acuerdo sobre el marco de estas negociaciones, y sin duda no pueden ni quieren llegar a una solución integral a los temas centrales en el conflicto.
Medidas bilaterales posibles
Por ello, ante esta colisión prevista entre Israel y la comunidad internacional, en conjunto con la incapacidad de producir un cambio en la situación, los Estados Unidos harían bien en sondear con el nuevo gobierno en Israel un plan de acción que comprenda tres categorías diferentes de tipo bilateral, y medidas dirigidas tanto hacia los palestinos como a los israelíes:
a. Medidas inmediatas, incluyendo la reanudación de la transferencia de los ingresos fiscales palestinos recaudados por Israel, la continuidad con la cooperación en seguridad, la asignación de la reconstrucción continua de Gaza, el cese de de la construcción en los asentamientos por parte Israel - ciertamente fuera de los grandes bloques de asentamientos, y la suspensión de la actividad unilateral palestina contra Israel en las instituciones internacionales.
b. Conversaciones bilaterales entre israelíes y palestinos sobre acciones a corto y mediano plazo, como las actividades económicas palestinas en la zona C.
c. Separar las discusiones sobre los términos de referencia para una solución integral que se celebrarán con los EE.UU., en nombre del Cuarteto, con Israel y los palestinos.
Este plan,
de ser aceptado por Israel y los palestinos, se puede formalizar en una resolución del Consejo de Seguridad que exigirá el establecimiento de un Estado palestino como parte de un acuerdo sobre una solución de dos Estados.
La colisión entre Israel y los EE.UU. sobre el tema Irán se produjo incluso antes de que los resultados finales de la elección se hicieran conocidos, y sus efectos probablemente erosionarán sustancialmente las relaciones bilaterales que se han construido durante más de 50 años. Aunque no es su intención, el primer ministro Netanyahu a sabiendas irritó al presidente Obama en su discurso ante el Congreso de Estados Unidos criticando abiertamente el acuerdo que los norteamericanos están negociando con Irán.
Si bien esta crítica probablemente continuará vociferándose, la pregunta sigue siendo cómo Israel y los EE.UU., ya sea por separado o en conjunto, reaccionarán a un acuerdo o ante el fracaso de ese acuerdo. Si aún no lo han hecho, los dos gobiernos harían bien en mantener conversaciones secretas para hacer frente a estos y otros desarrollos como las violaciones de un acuerdo por parte de Irán.
Estas discusiones no eliminarán las críticas de Israel al acuerdo, sino que ayudarán a mantener la cooperación y los entendimientos bilaterales. Ciertos acuerdos entre los gobiernos de los EE.UU. e Israel pueden requerir legislación del Congreso en un proceso que puede ayudar a restaurar el patrón en el que la seguridad a largo plazo de Israel es una preocupación bipartidista compartida entre la Casa Blanca y el Congreso.
Desafíos a la estabilidad de Israel
La desintegración de la estructura tradicional de Oriente Medio plantea serios desafíos a la estabilidad a largo plazo de Israel, ya que socava la estabilidad de los vecinos de Israel y permite que grandes extensiones de la región se conviertan en multiplicadores de los movimientos fundamentalistas islámicos, cuyo objetivo es reemplazar el sistema estatal con el califato de antaño. Esta tendencia representa una amenaza para los aliados de EE.UU. en la región y un peligro que perturba el orden económico mundial por poner en peligro el flujo de energía de la región y el colapso de los estados que poseen enormes reservas financieras.
Aquí es donde la cooperación estratégica entre EE.UU., principalmente pero también Europa y de otros actores globales, con Israel tiene un valor incalculable. Está claro que en las actuales circunstancias Israel no puede y no debe ser parte de la coalición que intenta repeler al ISIS, pero en una situación en la que la estabilidad de la zona esté bajo una seria amenaza, Israel tendrá que involucrarse. Esto requiere de un diálogo estratégico en curso independiente, si no totalmente desvinculado, a partir de los asuntos conflictivos entre israelíes y palestinos y entre los israelíes y los iraníes.
El primer ministro Netanyahu tendrá que yuxtaponer la estabilidad de su futuro gobierno contra los riesgos involucrados en la búsqueda de las promesas políticas preelectorales de su propio partido y de los otros socios ideológicos.
Una segunda parada importante y demasiado a menudo descuidada debe ser Bruselas, capital de la Unión Europea y sede de la OTAN. La Unión Europea no es sólo el mayor socio comercial de Israel, sino que representa un bloque de estados más grandes que la suma de sus propios miembros. Los malos vientos de boicot, sanciones y el antisemitismo están soplando en lo que se supone que es zona de influencia cultural y económica de Israel. Europa se encuentra ahora en la búsqueda de soluciones a varios problemas fundamentales de su identidad, y de un nuevo modelo para sus relaciones con los vecinos, e Israel debería ser parte de este proceso. Por último, las dos capitales vecinas de Ammán y El Cairo igualmente deben ser de alta prioridad en el itinerario del primer ministro Biniamín Netanyahu.
* Fuente: INSS
La colisión entre Israel y los EE.UU. sobre el tema Irán se produjo incluso antes de que los resultados finales de la elección se hicieran conocidos, y sus efectos probablemente erosionarán sustancialmente las relaciones bilaterales que se han construido durante más de 50 años. Aunque no es su intención, el primer ministro Netanyahu a sabiendas irritó al presidente Obama en su discurso ante el Congreso de Estados Unidos criticando abiertamente el acuerdo que los norteamericanos están negociando con Irán.
Si bien esta crítica probablemente continuará vociferándose, la pregunta sigue siendo cómo Israel y los EE.UU., ya sea por separado o en conjunto, reaccionarán a un acuerdo o ante el fracaso de ese acuerdo. Si aún no lo han hecho, los dos gobiernos harían bien en mantener conversaciones secretas para hacer frente a estos y otros desarrollos como las violaciones de un acuerdo por parte de Irán.
Estas discusiones no eliminarán las críticas de Israel al acuerdo, sino que ayudarán a mantener la cooperación y los entendimientos bilaterales. Ciertos acuerdos entre los gobiernos de los EE.UU. e Israel pueden requerir legislación del Congreso en un proceso que puede ayudar a restaurar el patrón en el que la seguridad a largo plazo de Israel es una preocupación bipartidista compartida entre la Casa Blanca y el Congreso.
Desafíos a la estabilidad de Israel
La desintegración de la estructura tradicional de Oriente Medio plantea serios desafíos a la estabilidad a largo plazo de Israel, ya que socava la estabilidad de los vecinos de Israel y permite que grandes extensiones de la región se conviertan en multiplicadores de los movimientos fundamentalistas islámicos, cuyo objetivo es reemplazar el sistema estatal con el califato de antaño. Esta tendencia representa una amenaza para los aliados de EE.UU. en la región y un peligro que perturba el orden económico mundial por poner en peligro el flujo de energía de la región y el colapso de los estados que poseen enormes reservas financieras.
Aquí es donde la cooperación estratégica entre EE.UU., principalmente pero también Europa y de otros actores globales, con Israel tiene un valor incalculable. Está claro que en las actuales circunstancias Israel no puede y no debe ser parte de la coalición que intenta repeler al ISIS, pero en una situación en la que la estabilidad de la zona esté bajo una seria amenaza, Israel tendrá que involucrarse. Esto requiere de un diálogo estratégico en curso independiente, si no totalmente desvinculado, a partir de los asuntos conflictivos entre israelíes y palestinos y entre los israelíes y los iraníes.
El primer ministro Netanyahu tendrá que yuxtaponer la estabilidad de su futuro gobierno contra los riesgos involucrados en la búsqueda de las promesas políticas preelectorales de su propio partido y de los otros socios ideológicos.
Una segunda parada importante y demasiado a menudo descuidada debe ser Bruselas, capital de la Unión Europea y sede de la OTAN. La Unión Europea no es sólo el mayor socio comercial de Israel, sino que representa un bloque de estados más grandes que la suma de sus propios miembros. Los malos vientos de boicot, sanciones y el antisemitismo están soplando en lo que se supone que es zona de influencia cultural y económica de Israel. Europa se encuentra ahora en la búsqueda de soluciones a varios problemas fundamentales de su identidad, y de un nuevo modelo para sus relaciones con los vecinos, e Israel debería ser parte de este proceso. Por último, las dos capitales vecinas de Ammán y El Cairo igualmente deben ser de alta prioridad en el itinerario del primer ministro Biniamín Netanyahu.
* Fuente: INSS
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