LUZBY BERNAL

martes, 27 de diciembre de 2011

El Ego de la ira y sus facetas

El Ego de la ira y sus 
facetas de la Ira 

El Ego de la Ira



No recordamos con certeza la última vez en la que alguien nos haya dicho “estoy muy contento porque tengo ira”.  Todo lo contrario.
La observación directa nos indica que entre todos los que han sido observados, a ninguno le ha gustado el que le hagan sufrir corajes.
Sin embargo es importante reconocer que una vez se sufre un coraje, aquél que lo sufre pierde todo el interés por abandonar su YO de la ira.  Una y otra vez vemos como un iracundo casi revienta cuando un ajeno simplemente le dice “no es necesario que tengas coraje”.
Más aun, hemos visto cómo aquellos iracundos escogen de forma voluntaria, mantener frescos en la memoria aquellos eventos del día que más le hirieron y más le hicieron sufrir; y les vemos repitiendo el evento de forma constante en la pantalla de su memoria, debatiéndose entre lo que dijo y lo que debió decir, entre lo que hizo y no hizo, y hasta planificando de forma estratégica lo que hará y lo que dirá la próxima vez, etc., etc.
También hemos visto como muchos de ellos, mientras van de camino a sus casas al final del día, discuten consigo mismos y dramatizan sus tragedias.  A todos les disgusta el coraje, pero una vez que lo experimentan hay algo romántico en el coraje mismo que les atrae y les deleita. 
Podemos muy bien concluir que el coraje resulta adictivo una vez que se experimenta, dándole a aquel que lo dramatiza una falsa sensación de poder, un valor extraordinario para decir aquello que de otras formas no diría y el regalo de un tiempo infinito más tarde para arrepentirse y sufrir por el dolor que le hizo pasar a otros.
Es hora de comprender la ciencia de la Ira y para eso tenemos que entender lo que son su estructura y sus transacciones.
Igual que cualquiera de aquellos siete pecados capitales (la lujuria, la codicia, la envidia, la pereza, etc.), la ira es un defecto de tipo psicológico muy peligroso que puede aparecer tanto como un demonio o disfrazado de Santo.


Enviado por: Ricardo Santana Laracuente. Phoenix, Arizona.

Imagen: Jacob Matham (1571 - 1631


 http://www.samaelgnosis.net/revista/ser52/ira.html

No hay comentarios: