Iehuda se acerca a Iosef para
pedir por la liberación de
Biniamín,
ofreciéndose a
así mismo como esclavo al
líder Egipcio en lugar de su
hermano. Luego de presenciar
la lealtad de sus hermanos
unos a los
otros, Iosef revela
su identidad diciendo "Yo soy
Iosef. ¿Mi padre aún
está vivo?"
Los hermanos son invadidos
por la vergüenza y el
remordimiento, pero
Iosef los
reconforta. "No fueron ustedes
los que me enviaron aquí,"
les
dice, "sino Di-s. Todo fue
ordenado desde el cielo para
salvarnos, y a
toda la región,
de la hambruna."
Los hermanos se apresuran a volver a Cnaan con las noticias. Iaacov
viaja
a Egipto con sus hijos y sus familias, setenta almas en total, y
es reunido
con su amado hijo luego de 22 años. Camino a Egipto recibe la
promesa
Divina: "No temas en descender a Egipto; porque allí te haré
una gran
nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y con seguridad, Yo te
sacaré
de allí"
Iosef reúne toda la riqueza de Egipto vendiendo comida y semillas
durante
los años de hambruna. El Faraón le da a la familia de Iaacov la
fértil tierra
de Goshen para establecerse, y los hijos de Israel
prosperan en el exilio en Egipto.
Jabad.com Magazine Semanal
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