Cuando los padres no son merecedores de confianza, los niños desarrollan una profunda sensación de desconfianza.
El mundo les parece un lugar peligroso, hostil e impredecible, por lo que siempre deben estar en guardia y controlando. El niño llega a pensar que "si lo controlo todo, nadie me podrá agarrar desprevenido y herirme".
Surge entonces una especie de locura por el control que se convierte en una adicción. Un paciente mío tenía tanto miedo de que algo se escapase a su control que llegaba a trabajar cerca de cien horas a la semana. No podía delegar ninguna autoridad porque no confiaba en que los otros hiciesen bien su trabajo. Vino a verme cuando su colitis ulcerosa se había agravado tanto que tuvo que ser hospitalizado.
Otra paciente vino muy afectada porque su marido le acababa de pedir el divorcio. La última gota que colmó el vaso fue cuando ella cambió el teléfono que él le había instalado en su coche. Su marido se quejó de que no importaba lo que intentara hacer por ella, que siempre estaba mal y siempre tenía que cambiar lo que él había hecho. En otras palabras, ella no se quedaba tranquila a no ser que controlara todos los resultados.
La locura por el control causa serios problemas en las relaciones personales. No hay manera de tener intimidad con una pareja que desconfía de ti. La intimidad requiere que cada parte acepte a la otra tal y como es.
Los problemas de confianza también pueden generar situaciones extremas en lo que respecta a la confianza hacia los demás. O bien uno abandona todo el control y confía en los demás de forma crédula e ingenua, aferrándose a ellos y sobreestimándolos; o bien, se retrae en su soledad y aislamiento, construyendo un muro protector en el que no deja entrar a nadie.
Una persona que nunca ha aprendido a confiar en nadie, confunde intensidad con intimidad, obsesión con cuidado y control con seguridad.
Lo primero que debe desarrollarse en la vida es un sentido básico de confianza. Debemos aprender que el otro (mamá, papá, el mundo exterior) es seguro y merece nuestra confianza. Este sentido básico es un sentimiento profundo.
Si podemos confiar en el mundo, podemos aprender a confiar en nosotros. Confiar en ti mismo significa que puedes confiar en tu fuerza, percepciones, interpretaciones, sentimientos y deseos personales.
Los niños aprender a confiar en sus mayores si éstos son dignos de confianza. Si sus padres son consecuentes y predecibles, si confían en ellos mismos, el niño confiará en ellos y aprenderá a confiar en sí mismo.
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