Torá desde Jerusalem
Parashá Devarim - Palabras
Libro Devarim / Deuteronomio (1:1 a 3:22)
Parashá Devarim - Palabras
Libro Devarim / Deuteronomio (1:1 a 3:22)
Con esta parashá comenzamos la lectura del último libro de nuestra Torá: Devarim (Deuteronomio). Moshé se dirigió al Pueblo reseñando a la nueva generación que entraría a la Tierra de Israel, los acontecimientos y vivencias ocurridos a los Benei Israel durante los cuarenta años de transitar en el desierto.
Les recordó cuando en el monte Jórev el Eterno les ordenó levantar el campamento y proseguir su camino hacia la tierra de Canaán. Fue entonces, que Moshé sintió la imposibilidad de continuar sólo soportando la carga del liderazgo, por lo que designó jueces y administradores para ayudarlo en su ardua misión. Así, organizó social y judicialmente al Pueblo y promulgó leyes para los jueces.
Moshé les recuerda el momento en que les mostró la Tierra Prometida y designó enviados, uno por cada tribu, para investigar la Tierra, y cuando regresaron los espías, desanimaron al Pueblo de Israel con un informe negativo, hablando mal sobre la Tierra que el Todopoderoso prometió a los Benei Israel y éstos cayeron en el pecado y no confiaron en Hashem. Este hecho provocó el enojo del Todopoderoso, Quien los castigó con no entrar a Eretz Israel que la peregrinación por el desierto se extendiera en el tiempo, lapso en el que murió la vieja generación, salvo Caleb y Yehoshúa. También la irritación fue contra Moshé y nombró como sucesor a Yehoshúa hijo de Nun, quien entraría al Pueblo a la Tierra de Israel.
Los israelitas acamparon en el Monte Seír. De allí continuaron su recorrido a través de la tierra de Edom, tierra prometida a los descendientes de Esav, no debiendo guerrear con sus habitantes ni tampoco con los Moab, tierra destinada a los descendientes de Lot. Pero sí tuvieron que luchar contra Sión, rey de Jeshbón, derrotándolo, pues no había permitido el paso del Pueblo por su territorio. Lo mismo ocurrió con Og, rey de Basán.
También recordó Moshé que el territorio de Guilad había sido destinado para las tribus de Reuvén, Gad y parte de Menashé, pero con la condición de que debían unirse al resto del Pueblo para conquistar Canaán.
Por último, Moshé alentó a Yehoshúa a no temer a las naciones que habitaban en Eretz Israel, ya que el Eterno pelearía por los Benei Israel.
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