LUZBY BERNAL

domingo, 13 de febrero de 2011

ENERGIA NUCLEAR A DEBATEFebruary 11th, 2011
Posted inOtro Mundo es Posible
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Carta al director de La Vanguardia
Sr.  José Antich
Director de La Vanguardia
Me dirijo a Vd. después de haber leído el
editorial que  el diario que Vd. dirige publicó hace unos días titulado
‘El largo y caro debate nuclear’. En el citado editorial se hacen unas
afirmaciones que no reflejan la realidad de la energía eléctrica en
España.
Por ejemplo:
1.- En el editorial se puede leer: ‘la energía producida por cada central nuclear que se cerrase debería comprarse en Francia’.
La persona que se ha atrevido a escribir tal
afirmación demuestra que es un perfecto desconocedor del panorama
eléctrico español., ya que por poco que se hubiese documentado e
informado sabría que:
- en
España la potencia eléctrica instalada a finales de 2010 era de 97.447
MW mientras que los máximos anuales de demanda de potencia media
horaria se alcanzaron el 11 de enero de 2010 con 44.122 MW. Ello
significa que en España actualmente existe un exceso de potencia
instalada, de forma que si hoy se cerraran las nucleares en
funcionamiento (7.716 MW) no pasaría absolutamente nada desde el punto
de vista del suministro de energía. Lo único que ocurriría sería que
las centrales de ciclo combinado funcionarían mas horas de las que
funcionaron en 2010 (un poco mas de 2.500 horas/año, cuando pueden
funcionar con factores de carga mucho más elevados).
- En
España, durante el año 2010, se exportaron 8.490 GWh de electricidad
(1.387 a Francia, 2.931 a Portugal, 270 a Andorra, 3.902 a Marruecos).
De lo anterior se deduce que en España existe hoy
potencia instalada suficiente como para prescindir de un parque nuclear
envejecido y obsoleto.
2.- El editorial dice: ‘la energía nuclear no puede ser substituida por las energías renovables, eólica o solar’.
Quien haya escrito esta frase se expresa muy mal, pues
- en
España la generación en Régimen especial aportó, durante el año 2010,
90.462 GWh (eólica, 42.656; solar, 6,910; resto del régimen especial,
40.896), mucho más que la generación nuclear.
Con toda seguridad el editorialista quería
expresar la problemática asociada con las fuentes de energía renovables
que, por su propia naturaleza, son variables a lo largo del tiempo.
Pero, dado que la demanda de electricidad también es variable a lo
largo del día y de la semana, hacer que la demanda sea cubierta con un
elevado porcentaje de generación variable, requiere un tipo de gestión
del sistema eléctrico distinto de la gestión que se realizaría en un
sistema eléctrico con una penetración considerable de la nuclear (del
23,8% en el caso español para el año 2010).
Hoy en España, se ha demostrado  que el operador
del sistema (REE) es capaz de gestionar, en el día a día, una elevada
penetración de la generación eólica (superior al 40%). Y lo que ha
quedado perfectamente claro es que la nuclear es un obstáculo real al
aumento de la penetración de las renovables (en varias ocasiones el
operador del sistema ha cursado órdenes de paro a parques eólicos
debido a la falta de modulación de potencia que caracteriza a las
centrales nucleares españolas).
3.- El editorialista manifiesta: ‘España ha
perdido largos años en un estéril debate energético que, . . . . . . .
ha impedido apostar decisivamente por la energía nuclear. Una energía
nuclear que ahora  se revela imprescindible. La indecisión política en
este aspecto ha salido muy cara al país, y puede serlo aún más en el
futuro’.
Quien haya escrito tal afirmación quizás desconozca la historia de la nuclearización española:
- El
régimen autoritario de la dictadura franquista ya apostó decididamente
por la energía nuclear, imponiendo esta particular forma de generación
de energía eléctrica sin ningún tipo de debate y en contra de la
opinión mayoritaria de la ciudadanía.
- Y
las consecuencias no se hicieron esperar: exceso de potencia nuclear
planificada, inversiones basadas en préstamos en divisas, costes
disparados de construcción, alargamiento del tiempo de construcción,
imprevisión en la gestión y tratamiento de los residuos radiactivos,
etc.
- Ello
llevó a la práctica quiebra de la empresa eléctrica privada de mayor
tamaño de las 4 existentes en Catalunya y a graves dificultades
financieras de las demás empresas eléctricas implicadas en la
nuclearización. A consecuencia de ello, y sin ningún debate
democrático, se impuso el pago por los errores de previsión a los
usuarios de la electricidad, los cuales  debieron asumir los costes de
inversión de unidades nucleares que nunca entraron en funcionamiento
(que los ciudadanos españoles pagaron religiosamente, y durante muchos
años, en el recibo de la electricidad facturada).
Curiosamente, los problemas que la construcción de
centrales nucleares en España pusieron en evidencia, hoy se vuelven a
repetir en la  actual ‘joya de la corona nuclear’: la construcción
actual de la central nuclear de Olkilouto (Finlandia), donde los costes
se han disparado de forma totalmente descontrolada y  aún nadie se
aventura a pronosticar cuando entrará en servició ni el coste de la
electricidad que, quizás, algún día llegue a generar.
Por otra parte, en España nunca ha habido en
realidad un debate democrático en torno a la energía, para que la
ciudadanía tuviera la oportunidad de manifestar qué opciones
energéticas el país debía escoger entre todas las opciones existentes,
después de haber sido informada, de forma ecuánime y equilibrada y no
solo por parte de las empresas (o de los técnicos a su servicio) que,
aún hoy, en un marco liberalizado, actúan como si fueran monopolios, de
facto.
Si alguna cosa ha demostrado la energía nuclear en
España es que hoy es perfectamente prescindible y que lo que está
saliendo enormemente caro al país son los continuos titubeos
gubernamentales en torno a las energías renovables, que se han
traducido en repetidas modificaciones de la regulación del sistema de
generación en régimen especial, provocando una enorme inseguridad
jurídica que se ha traducido en la pérdida de inversiones, cierre de
empresas y pérdida de decenas de miles de lugares de trabajo, etc.
Editoriales como el publicado en torno a la
energía nuclear, por La Vanguardia , contribuyen a desprestigiar a los
medios de comunicación, además de desinformar a sus lectores, que
tienen derecho a una información contrastada y veraz.
Por supuesto que soy conocedor de que los
editoriales de los medios de comunicación no son opinables, pues
reflejan la línea ideológica de la propiedad de la empresa editora.
Simplemente quiero informarle que en el editorial se han escrito
falsedades que no reflejan la realidad vigente.
Dándole las gracias por su amable atención, cordialmente le saluda
Josep Puig i Boix
Dr. Ingeniero industrial
Profesor de energía de la UAB
Vice-presidente de EUROSOLAR – Asociación Europea por las Energías Renovables

"PENSAMIENTO CONSCIENTE"


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