Omraam M. Aivanhov ~ Un secreto mágico: la gratitud.
Aprended
a poner en una balanza las pequeñas contrariedades de la existencia y
todos los bienes que la Providencia os ha distribuido generosamente, y
sacad de ello las debidas conclusiones: tan sólo podréis experimentar
gratitud.
Observaos y constataréis que en lugar de ver las cosas
de esta manera, no hacéis sino comparar lo poco que poseéis en relación
con todo lo que poseen otros más privilegiados que vosotros. Pues bien,
esta no es una buena comparación. Si tenéis una necesidad imperiosa de
hacer comparaciones de esta índole, ¿por qué no tener en cuenta todas
las ventajas que poseéis en comparación con tantas otras personas en el
mundo que viven en condiciones verdaderamente horribles?.. Los humanos
con su ingratitud y descontento constantes, demuestran ser poco
inteligentes: en lugar de tomar conciencia de las bendiciones con las
que el Cielo les ha colmado, sólo tienen motivos para sentirse
desgraciados.
Todas las mañanas, al despertaros, invocad para que
la alegría y el amor os invadan. En lugar de empezar el día pensando
que os falta dinero, que aquél o aquélla a quién amáis os es infiel, que
cierto vecino o determinado compañero de trabajo os acosa, decid:
"Señor Dios, Te agradezco hoy el sentirme vivo, con salud, el poder
respirar, comer, andar, mirar, oír, pensar, amar, pues éstos son tesoros
inestimables". Sí, levantaros, cada mañana agradeciendo al Señor por
todo lo que tenéis.
Tan solo la gratitud puede salvamos. y
debemos aprender incluso a dar gracias por los acontecimientos
desagradables, ya que es la mejor forma de transformados. Si gritáis o
os subleváis, vuestra estado no mejorará nunca. Pero si decís: "Oh,
gracias Señor porque seguramente hay una razón por la que he encontrado
este obstáculo, tengo todavía algo que aprender", entonces sentiréis que
poco a poco vuestras dificultades se transforman en oro y piedras
preciosas. Sí, es como si las recubriérais con polvo de oro o de
cristal: aparecerán otro día bajo un aspecto distinto. Probad y veréis.
Nada
puede resistirse frente a la gratitud. Por lo tanto, dad todos los días
gracias al Cielo por todo 10 que os ocurre porque es para vuestro bien.
Desde hoy, decid: "Gracias Señor, gracias Señor..." Dad gracias por lo
que tenéis y por lo que no tenéis, por lo que os hace feliz y por lo que
os hace sufrir. Así es como mantendréis en vosotros la llama de la
vida. Esta es una ley que debéis conocer. Diréis: "Pero, ¿cómo se puede
estar agradecido cuando se es desgraciado, se está enfermo, o en la
miseria? ¡No podremos hacerlo nunca!" Si podéis, y este es el mayor
secreto:
incluso sintiéndoos desgraciados, debéis encontrar una razón
para dar las gracias. ¿Sois pobres, estáis enfermos? Agradeced,
agradeced, alegraos... ¿de qué? De ver a los demás ricos, con buena
salud, en la abundancia, y veréis, poco tiempo después se abrirán
ciertas puertas y descenderán bendiciones sobre vosotros.
El
saber dar gracias e incluso alegrarse cuando aparentemente no se tiene
ningún motivo para ello, es una extraordinaria filosofia que os dará la
posibilidad de superar todas las dificultades, de observar la vida desde
arriba, de dominar todas las situaciones. Ningún químico ha descubierto
todavía un elemento que produzca efectos tan poderosos sobre el ser
humano como el agradecimiento. En ningún laboratorio se ha estudiado
todavía la repercusión que el agradecimiento puede tener sobre el
organismo humano, todo lo que puede cambiar en el cerebro, en el
corazón, en los pulmones e incluso en el sistema circulatorio,
muscular...
¿Cómo no agradecer todo lo que el Cielo nos da? Sólo
que no se ve, porque estamos acostumbrados a mirar siempre hacia abajo,
es decir a mirar lo que no funciona, todo lo que motiva las
preocupaciones, las inquietudes y los pesares. Nos olvidamos de mirar
hacia arriba, allí donde se encuentra la luz, la belleza y todo lo que
puede dar precisamente un impulso a nuestra alma, forzada a descubrir
los medios para superar las dificultades y dar gracias al Cielo.
Las
preocupaciones, las dificultades existirán siempre, hagáis lo que
hagáis; es inútil luchar contra ellas, porque seréis vosotros los que sucumbiréis. ¿Qué hay que hacer entonces? Lo mismo que hacemos contra
las intemperies o contra los insectos: equiparse. Para resguardarnos de
la lluvia, cogemos un paraguas; para protegemos del frío, nos vestimos
con ropas de abrigo o instalamos una estufa; y para protegemos de los
mosquitos, colocamos una mosquitera o utilizamos algún producto. Pues
bien, para protegerse de las dificultades, no hay otra solución que la
de mirar hacia lo alto para recibir la luz y la fuerza; será entonces
cuando, no sólo triunfaréis, sino que os sentiréis profundamente
agradecidos.
El que aspira a la felicidad debe saber dar las
gracias por todo lo que posee, e intentar aportar algo luminoso a los
demás. Debe aprender a alegrarse, y particularmente a apreciar todo
aquello que ha sido desdeñado o despreciado. Debe procurar descubrir,
cada día, un acontecimiento, un encuentro, un pensamiento con el que
sentirse bien, o maravillado, y ponerlo en su corazón, en su memoria, en
su inteligencia. Sí todos los días dais gracias al Señor, si estáis
contentos por todo lo que os da, poseeréis el secreto mágico que puede
transformar vuestra vida, y las entidades luminosas del mundo invisible
se acercarán a vosotros para ayudaros.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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