LUZBY BERNAL

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL YAGE.-Taita Antonio Jacanamijoy

 

Taita Antonio Jacanamijoy, a sus 84 años, en el Carnaval del Kalusturinda de Febrero de 2007 en Santiago-Manoy, Alto Putumayo.
Foto de Ricardo Díaz
El día Jueves 7 de Agosto, a las 9:21 de la noche, falleció en Santiago, su pueblo natal, el taita Antonio Jacanamijoy a la edad de 85 años. De la etnia Inga de Santiago-Manoy, en el Valle de Sibundoy, Alto Putumayo, el taita Antonio se distinguió por ser uno de los más prominentes difusores de la medicina indígena Inga y del yagé por diferentes pueblos y ciudades de Colombia.
En su homenaje reproducimos su intervención en el Encuentro de Taitas en Yurayaco –documento inédito– y otra intervención de su hijo Segundo Antonio que registra la historia de la lucha contra la patente del yagé:

La que sigue es la transcripción de grabación magnetofónica, de la intervención del taita Antonio durante las deliberaciones del Encuentro de Taitas de la Amazonía Colombiana, realizado en la población de Yurayaco, Caquetá, en Junio 1-8 de 1999 y en el que se constituyó la Unión de Médicos Indígenas Yageceros de la Amazonía Colombiana - UMIYAC, organización de la que se retiraría posteriormente.

“Por mi parte yo he estado trabajando con la sabiduría que yo tengo, que es de los taitas de acá, porque yo he sido auca por allá en Santiago, desde la edad de 10 años que me quedé solo. Y desde los 15 años comencé a tomar con los taitas de aquí abajo, y entonces así me he sentido de verdad para trabajar con el yagé. Yo siempre he venido por acá donde están los taitas, no como el gringo que había patentado nuestra planta, eso si no lo supe.
Nosotros tenemos que ser el respeto de la verdad. En el tiempo que yo aprendí los taitas daban gratis. Yo he aprendido por la caridad de mi Dios, no como el gringo que andaba por el Ecuador con una cajetilla de cigarrillos [se refiere a Loren Miller] para después patentarlo [el yagé], no podemos dejar que eso ocurra. Yo que soy del Alto Putumayo, pues a mi me duele eso; la madre tierra es de nosotros, para que los gringos vengan y se la apropien, que anden los turistas pero no con la ambición de hacer eso, de apropiarse de lo que nosotros usamos.
En la madre tierra nosotros sembramos, el yagé o cualquier otra planta, para aprender de verdad la medicina de los indígenas, pero no con la ambición de patentarlas. Porque allá en Santiago [alto Putumayo], yo que tengo 78 años, conozco las plantas del páramo; hay para reumatismo, para cáncer y para todo hay plantas; pero allá no hemos dejado entrar a nadie, esas plantas nosotros no las mostramos. Los hijos míos, que trabajan en Bogotá, me prohibieron de estar mostrando esas plantas.
Por acá los taitas anteriores tenían mucha confianza. A cualquiera que llegaba enseñaban por un tabaco. Como esas plantas no se conocían, ellos daban [yagé] por una cajetilla de cigarrillos y por eso fue que la patentaron allá.
Yo les agradezco a todos los taitas, sean kofanes, o taita Pachito, que está ahí enseguida, Dios les pague. Yo he andado por aquí por abajo y por la caridad me han dado. Bueno, gracias.”

 
La Historia de la patente del yagé

Tomado de la intervención de Segundo Antonio Jacanamijoy [hijo del taita fallecido], Coordinador General de la COICA - Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, en la Octava sesión de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible, Panel: Comercio y Pueblos Indígenas Nueva York, 26 de abril al 5 de mayo del 2000.

El día 3 de noviembre 1999 fue un día importante para los pueblos indígenas. En este día la Oficina de Patentes y Registro de Marcas en Washington decidió cancelar una patente otorgado a favor del ciudadano estadounidense Sr. Loren Miller, sobre la planta Ayahuasca. Así terminó una historia larga que comenzó en el Ecuador en 1986.
El Sr. Miller, dueño de una laboratorio farmacéutico, visitó el Ecuador desde inicios de la década de los 80 y ganando la confianza de un jefe indígena del pueblo Kofán obtuvo algunas plantas de ayahuasca o yagé como se conoce en Colombia. Al regreso a los Estados Unidos presentó a la Oficina de Patentes una solicitud para obtener una patente de la planta, argumentando haber “descubierto” una variedad nueva con propiedades curativas para enfermedades mentales, antisépticas, antiparasitario y para el mal de Parkinson. Y la PTO òficina de Patentes de EEUU] otorgó la patente.
La cultura de la ayahuasca, está extendida entre la mayor parte de los pueblos indígenas en la Cuenca Amazónica. En torno a su uso existe un culto de carácter espiritual y religioso muy profundo. Por ejemplo, para los Tukano de Colombia y Brasil, la experiencia que se realiza con la planta los lleva hacia otro mundo en el que ellos ven a sus dioses y confirman toda su religión y sus creencias. La ayahuasca también es utilizada por el chamán [médico tradicional indígena] para curar las enfermedades corporales.
La planta ayahuasca ha sido conocida por los pueblos de la Amazonía por cientos de años. Es una planta sagrada que pertenece a los pueblos indígenas amazónicos y su uso tradicional se ha transmitido de generación en generación.
En 1996 COICA fue informada por fuentes periodísticas sobre la existencia de la patente del Sr. Loren Miller. Al poco tiempo nuestra organización presentó una solicitud de revocatoria de la patente. Al presentar la demanda, manifestamos que: “El otorgamiento de esta patente es un profundo insulto a más de 400 pueblos indígenas que habitamos en la cuenca amazónica, por cuanto es una planta sagrada utilizada para curar nuestros males, limpiar nuestros espíritus y predecir nuestro futuro. La ayahuasca pertenece a todas las comunidades que la usamos, y por ello es imposible que pueda ser de propiedad de un solo hombre.”
Con la demanda comenzó un proceso que llegó a su fin el día 3 de noviembre del año pasado. La oficina de Patentes y Registro de Marcas decidió cancelar la patente de la planta.
Sin duda, la decisión de la PTO fue una victoria para los pueblos indígenas de la cuenca amazónica. Como dijo el Taita (chamán) Kofán Querubín Queta, sabiendo la novedad: “Esta noticia enverdece las selvas amazónicas y los guacamayos vuelan, cantan y embellecen con sus colores a nuestra madre naturaleza ... Ha vuelto la vida.” La patente fue cancelada, pero es importante anotar los argumentos de la Oficina de Patentes para su decisión. No fue por reconocer la ayahuasca como patrimonio cultural de los pueblos indígenas de la Amazonía ni por el derecho colectivo de los pueblos indígenas sobre sus conocimientos tradicionales. No, la razón fue que el Herbario de la Universidad de Michigan ya tenía registrado la planta previa al otorgamiento de la patente al Sr. Miller. Así, el argumento decisivo fue que la planta patentada era conocida y disponible antes de la presentación de la aplicación de la patente. Fue anulado por un fallo técnico, no por haber violado nuestros conocimientos tradicionales 
  

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