Vaishlaj(Génesis 32:4-36:43)
Sus Caminos son Caminos Placenteros
- “Y Yaakov estaba muy asustado y estresado” (Génesis 32:7)
Rashi comenta que Yaakov estaba “asustado” de que él u otros
miembros de su familia fueran asesinados y que estaba “estresado”
debido a que podría ser forzado a matar a otros. El rabino Moshe
Feinstein pregunta: ¿Por qué estaba Yaakov estresado de que pudiera ser
puesto en la situación de tener que matar a Esav o a uno de sus 400
malvados acompañantes? ¿No era acaso ésta, una oportunidad de liberar
al mundo de la maldad – una razón de alegría, no de estrés?
El rabino Feinstein responde con las palabras de Beruria a su
esposo, Rabí Meir (Talmud – Brajot 10a): “Mejor rezar para que los
criminales se arrepientan que rezar para que los malvados mueran”.
Yaakov estaba estresado de que tendría que matar para erradicar el mal
del mundo.
Hay un peligro inherente al utilizar métodos que se asocian
normalmente con valores negativos, para lograr metas deseables. El
clásico ejemplo es el “pecado que se realiza en nombre del Cielo”,
sobre el cual el Talmud (Nazir 10b) dice que es igual a una mitzvá que
se realiza con segundas intenciones. El Gaón del Vilna pregunta, si es
así, ¿por qué los Sabios aconsejan que uno se involucre en la
observancia de las mitzvot a pesar de tener segundas intenciones, y no
que se dedique a realizar pecados nobles?
Él responde que aún cuando el resultado en ambos casos es el mismo,
hacer mitzvot sin la intención adecuada, por lo menos condiciona a una
persona a realizar la mitzvá y eventualmente va a cumplir la mitzvá
con la intención apropiada. Por otra parte, actuar de una forma que
normalmente es pecado, pero que se transforma en una mitzvá por la
intención con la que fue realizada, condiciona a la persona a cometer
un acto pecaminoso. Y la próxima vez que la acción se realice puede ser
sin la intención adecuada y seguir siendo un pecado de ahí en
adelante.
Por esta razón, inmediatamente después de que la Torá nos ordena
destruir una ciudad en la cual la mayoría de los habitantes han sido
seducidos a cometer idolatría, Dios dice que nos dará la cualidad de la
misericordia (Deuteronomio 13:18). Dado que cumplir esta mitzvá puede
condicionar a la persona a ser cruel y despiadada - explica el Jafetz
Jaim - Dios prometió una bendición especial para contrarrestar sus
efectos.
El Midrash relata que Yehuda tenía en mente pasar rápidamente por el
lado de Tamar cuando ella se paró en el cruce de carreteras disfrazada
de prostituta. Pero Dios se dijo a Sí mismo, por así decir, si pasas de largo, ¿de dónde van a venir los futuros reyes y profetas? ¿De dónde va a venir el Mashiaj?
Luego Dios mandó un ángel de deseo para forzar a Yehuda a enfrentar a
Tamar. El Midrash termina diciendo que esto fue hecho contra la
voluntad de Yehuda y no para su beneficio.
La pregunta obvia es, si el propósito de Dios era producir reyes,
profetas y finalmente al Mashiaj mismo, ¿cómo puede ser que esta acción
se describa como “no para su beneficio”? La respuesta ahora es clara.
La conducta indeseable presentó una amenaza continua de que Yehuda se
acostumbrara a esas acciones.
Una persona es castigada por lograr un resultado deseado si éste
podría haber sido alcanzado de una forma que produjera menos dolor o
molestias a otros. Al tomar la bendición de Esav, Yaakov causó que Esav
llorara un gran y amargo clamor. Y ese clamor encontró su paralelo,
cientos de años después, cuando el descendiente de Esav, Hamán, hizo
que Mordejai dejara escapar un gran y amargo clamor.
Similarmente, Yaakov castigó a Shimon y a Levi por utilizar métodos
robados de Esav – asesinato y engaño – para lograr el rescate de Dina.
Parte del remedio para esta mancha que dejaron sus actos fue que los
descendientes de Levi se convirtieron en profesores de niños pequeños.
Levi cometió el error de pensar que “el fin justifica los medios”.
En la educación de los niños, lo contrario es cierto. Cuando enseñamos a
un niño a hacer mitzvot no nos preocupamos por el fin, la mitzvá, ya
que las acciones de un niño no son en sí mismas mitzvot, sino que nos
preocupamos por los medios, la realización de acciones de mitzvot.
Estas “acciones” que un padre debe enseñarle a su hijo, condicionan al
niño a funcionar de una forma similar cuando madura. Por eso la mitzvá
de jinuj banim (educar a los hijos) es la antítesis de esta ideología equivocada de que “el fin justifica los medios”.
Más allá de eso, si uno utiliza medios inapropiados para alcanzar
una mitzvá, será castigado si sus intenciones no son completamente
puras. Dado que la acción misma es un pecado – y sólo la intención de
la persona la transforma en una mitzvá – cuando esa intención falta, la
acción se revierte a su estatus original. Por eso, cuando Pinjas mató a
Zimri y a Kozbi por profanar el nombre de Dios, Dios mismo tuvo que
testificar que las intenciones de Pinjas eran puras, para responder a
la queja de las tribus de que era un asesino. Si sus intenciones
hubieran estado manchadas, él, de hecho, habría sido un asesino.
El comentarista Sforno (Levítico 24:23) señala que incluso cuando un
criminal es ejecutado, la pena debe ser infligida sólo para cumplir
con una orden de Dios, y no por ningún tipo de deseo personal de
venganza. El rey judío Jehu perdió toda su recompensa por exterminar la
casa de Ajav porque posteriormente él también fue idólatra,
demostrando así que sus motivos no eran puros. Dado que él no estaba
motivado por el disgusto en contra de la idolatría, él no era nada más
que un asesino común.
En el rezo de la Amida nosotros invocamos la maldición de Dios a los herejes y a los delatores en la bendición de “velamalshinim”.
En el momento en que se agregó esta bendición debido a la persecución
física y espiritual que los judíos sufrían en manos de los malvados,
Shmuel Hakatán fue elegido para componerla, el mismo Shmuel Hakatán
dijo, “Cuando tus enemigos caen, no te alegres” (Pirkei Avot 4:24). A
pesar de que él no hizo nada más que citar un verso en Proverbios, la
afirmación de Shmuel Hakatán se registra en Pirkei Avot porque él la
vivió. Todo su ser y su conducta proclamaban ese verso. Sólo alguien
con esa pureza de sentimientos hacia sus enemigos podía componer un
rezo llamando a su destrucción.
La bendición contra los malhechores fue instituida en la ciudad
israelí de Yavne, escribe el rabino Yaakov Emden, y su nombre sugiere
vino, especias, luz y la bendición de havdalá. Uno primero debe tratar
de acercar al pecador con alegría y goce y ayudarlo a sentir el sabor
placentero de la Torá y su iluminación. Sólo cuando todo esto falla,
debemos separarlo completamente. Él debe utilizar especias para
garantizar que sus acciones tendrán un aroma placentero y que no
causarán un mal olor. La forma de hacer eso es a través de la
iluminación con la luz de la vela. En vez de atacar la oscuridad, uno
debe transformarla en luz.
El rabino Jaim Brisker destacó que hay dos tipos de fanáticos – uno
digno de alabanza y otro no. Se pueden comparar a un ama de casa y a un
gato. El ama de casa y el gato quieren liberar a la casa de los
ratones. Sólo hay una diferencia: el ama de casa espera que nunca haya
otro ratón que eliminar; el gato tiene esperanza de que hayan muchos
más.
Antes de ser fanáticos en atacar el mal del mundo, debemos
asegurarnos que estamos actuando como amas de casa y no como gatos,
para que seamos merecedores de atraer - a través de nuestros caminos
placenteros - a nuestros alejados hermanos a la Torá y a las Mitzvot.
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