LUZBY BERNAL

jueves, 8 de diciembre de 2011

Vaishlaj(Génesis 32:4-36:43)

Vaishlaj(Génesis 32:4-36:43)

Vaishlaj

La parashá Vaishlaj narra el regreso a casa de nuestro patriarca Yaakov, después de 36 años de exilio. (14 años en la Ieshivá, 14 años trabajó por sus esposas, 6 por el ganado, y 2 de viaje).
Y es precisamente en este regreso que le avisan a Yaakov que su hermano Esav viene a su encuentro con 400 hombres armados, y dice Yaakov mirando al cielo: “Katonti mikol hajasadim umikol haemet” (Bereshit 32:11), (me disminuí por todos tus favores y por toda tu verdad), y nos ilustra Rashi que Yaakov Avinu temió que no le quedaban ya méritos a su favor, como para que Dios lo salvara de Esav.
Inmediatamente después, Yaakov Avinu reza y pide: “Sálvame de la mano de mi hermano, de la mano de Esav” (Bereshit 32:12). La Tefilá no se considera un milagro, sino que es la forma natural de lograr las cosas sin utilizar nuestros Zejuiot.
Nuestro patriarca quiso dar un gran mensaje a su familia y a todas las generaciones por venir. Este mundo es muy caro y cada vez que nos salvan, o nos hacen un favor, o abusamos de los lujos o de los placeres, pagamos la cuenta con nuestros méritos.
La Guemará en Masejet Taanit (20b) nos cuenta que Rav Huna tenía una gran bodega de vino y esta que estaba en muy mal estado, se podía desplomar en cualquier momento. ¿Qué hizo Rav Huna? Trajo a Rav Ada Bar Ahaba, que tuvo arijut iamim y era uno de los tzadikim más grandes de su generación. Lo tuvo en el interior del depósito de vino dialogando y preguntándole cuestiones bíblicas, mientras que sus empleados sacaban todo el vino fuera. Una vez que finalizaron de extraer el vino, salieron y vieron como se desplomaba la construcción.
Rav Ada Bar Ahaba se molestó mucho (pero no guardó rencor, ni se enojó) y le dijo a Rav Huna que lo había puesto en peligro y aunque le hicieron el milagro por su mérito, podían no habérselo hecho, y si a una persona le hacen un milagro, le acortan sus zejuiot. “Katonti mikol hajasadim umikol haemet”.
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Es conocida la historia de Rav Yaakov Kaminetsky ZTZ”L, que en 1980 viajó a Israel (Ierushalaim) a la convención de Agudat Israel como representante de Estados Unidos. Donde quiera que fuera, recibía honores, por doquier lo alababan, y lo trataban como si fuera un hombre sobrenatural. Ya por la noche cuando regresó a su cuarto de hotel, lo encontraron llorando, y le preguntaron ¿Qué pasa, algo esta mal? Y el respondió: “Con tantos honores, tengo miedo que me quiten mis zejuiot”. “Katonti mikol hajasadim umikol haemet”
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Cuentan de Rav Israel Abujatzira ZTZ”L, que en una ocasión en Netivot vino una persona en silla de ruedas (parapléjico) a pedirle una Brajá, y el Rav alegremente le dijo: “Levántate y baila”, y este hombre, se levantó y empezó a caminar. El mismo Rav Abujatzira quedó sumamente sorprendido y en una ocasión le comento a Rav Isajar Meir que pidiera por él, ya que seguramente le habían quitado muchísimos zejuiot por aquel acto milagroso. “Katonti mikol hajasadim umikol haemet”.
Cuenta la Guemará en Kidushin (29b), que Rav Aja bar Yaakov mandó a su hijo Yaakov a la Ieshivá de Abaye. Cuando éste regresó a casa, su padre le dijo: “Ahora yo iré a la Ieshivá y tú debes ocuparte del negocio”. Al oír Abaye que vendría Aja bar Yaakov, les dijo a todos que no le dieran alojamiento. Así tendría que dormir en el Beit Hamidrash y seguro acabaría con un Shin-Dalet que los molestaba.
El Gadol al no encontrar donde dormir, tuvo que luchar durante la noche contra este temeroso Shin-Dalet, y por cada rezo le tumbó una cabeza, hasta que acabó con las 7 cabezas. Por la mañana le reclamó a Abaye por haberlo puesto en peligro, y le dijo que si le hicieron el nes (milagro), ciertamente le habían quitado sus méritos.
Pero el Maharshá, Rav Samuel Eidelis ZTZ”L (1554-1631) nos ilustra diciendo: “Como venció al Shin-Dalet a través de sus Tefilot, entonces, no le quitaron méritos”.
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En mi opinión, el mensaje que nos quiso transmitir nuestro patriarca Yaakov es que cada lujo excesivo que una persona se da en este mundo, no solamente cuesta dinero, sino que nos cuesta en méritos.
Cada placer que tenemos, muchas veces innecesario, aunque podamos pagarlo, el precio es mucho mayor de lo que nosotros entendemos. Vivimos en una época, en la cual la gente cree que los bienes materiales son fundamentales en la vida.
Muchos piensan que “el que tiene mucho dinero” es una gran persona y “el que no tiene” no vale nada. Sin embargo vemos que los Gedolei Israel nos enseñan que esto es un error, pues la meta es generar un capital de Torá, Mitzvot y Maasim Tovim (Zejuiot) y no riquezas materiales.
La persona debe ser discreta, modesta y vivir con comodidad, mas no con lujos innecesarios (bodas demasiado lujosas, ropa de marca, coches ultra lujosos, viajes de cinco estrellas). Mientras más grande es el Iehudí, más valora sus Zejuiot (que con tanto trabajo y esfuerzo junta en este mundo). Qué pena gastarlos en cosas vanas y sin trascendencia.
Hay que pedir mucho, que nuestras Tefilot sean aceptadas, que nuestros Zejuiot se mantengan íntegros toda la vida, y que sean nuestro capital para el mundo venidero.

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