LUZBY BERNAL

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Estás Cansada?

El desafío de la mediana edad es mantener el idealismo de la juventud.
por Emuna Braverman
 
Alguien me mandó un cuestionario por email. Era una de esas cadenas de email que se envían a un número oculto de receptores que yo frecuentemente no me molesto en abrir. Si son chistes, rara vez son graciosos y además, ¡algunos de nosotros realmente utilizamos nuestros computadores para trabajar!
Pero este me intrigó. Ofrecía un chequeo espiritual, un recuento de cómo estaba yo espiritualmente en vez de físicamente. (¡No mencionaba dietas o cremas anti-arrugas en ninguna parte!).
Pasamos tanto tiempo preocupados de nuestro bienestar físico y a menudo mucho menos tiempo en la parte que finalmente perdura, nuestro yo espiritual.
Irónicamente una de las preguntas era "¿Estás cansada?". ¡Aló! ¿De qué color es el cielo? ¿Azul? ¡Por supuesto que estoy cansada! Creo que estar cansada es el precio que pagamos por tener (al menos eso espero) una vida productiva. Estar cansado físicamente no es tan malo (a menos que sea llevado al extremo) una vez que lo aceptas. Si esperamos más horas de sueño, si nos decimos a nosotros mismos que necesitamos más sueño, entonces andaremos frustrados… y cansados. Pero si simplemente reconocemos que es una parte integral de la condición humana, nos permitirá andar motivados… y cansados.
Pero la pregunta en realidad tenía dos partes. La parte A (una vez que aprendes a tomar exámenes de alternativas lo haces siempre) era sobre agotamiento físico. La parte B era en realidad más interesante. Y más reveladora: ¿Estoy cansada espiritualmente?
¿Qué podría significar esta pregunta? ¿He trabajado duro para crecer y ahora quiero avanzar sin esfuerzo? ¿He decidido que estudiar Torá es demasiado difícil y solamente quiero leer el periódico? ¿He perdido la chispa y el impulso que tuve alguna vez?
A medida que envejecemos (mi voz cruje mientras digo esto y me siento obligada a sazonar mis oraciones con frases como "pequeño mocoso") comenzamos a ver que la vida es mucho más complicada de lo que pensamos originalmente. En la absoluta certeza de la juventud, pensamos que si planificábamos correctamente, todo saldría bien.
Pero el mundo no funciona así y hay muchos factores complejos en juego. A+B no siempre es igual a C. (O como le gusta decir a mi esposo, "Dios no es una maquina expendedora de Coca-Cola").
El desafío de la edad mediana (¿me atrevo a decir esas palabras?) es mantener el idealismo y el impulso de la juventud incluso después de que han sido alterados por la realidad de la existencia diaria.
Sí, todavía tenemos que aprender y crecer, incluso cuando hay una hipoteca que pagar y una matrícula de la escuela que cubrir. De hecho, lo necesitamos aún más, dado el nivel y la magnitud de nuestras distracciones.
Sí, tenemos que aprender y crecer en nuestro matrimonio incluso mientras nuestra pareja nos plantea crecientes desafíos (!) y estamos tan ocupados trabajando para pagar la hipoteca y la escuela.
Ahora es el momento de darle un buen uso a la sabiduría de nuestra experiencia (¡esas arrugas tienen que valer algo!).
Sí, tenemos que crecer en educar a nuestros hijos incluso si nuestra paciencia es puesta a prueba por los deberes y las citas al ortodoncista, por la adolescencia y los niños casándose.
Nuestras vidas espirituales tienen precedencia sobre nuestras necesidades físicas, sin embargo normalmente nos comportamos como si lo contrario fuese cierto. O estamos a menudo demasiado desgastados como para darnos cuenta o para que nos importe.
Es fácil enfocarse en crecer cuando eres joven, cuando tienes mínimas responsabilidades, cuando no has intentado y fallado, cuando tus desafíos han sido pocos y fáciles.
Es mucho más difícil como adulto, y es demasiado fácil ignorarlo. Pero es mucho más necesario también.
Este no es el momento para estar cansados espiritualmente. Es el momento de despertar. Es el momento de lograr. Es el momento de darle un buen uso a la sabiduría de nuestra experiencia (¡esas arrugas tienen que valer algo!).
Muchas personas comienzan nuevos programas de ejercicios para mantener su salud física a medida que comienzan a envejecer. Sus doctores aconsejan, "Nunca es demasiado tarde".
Nosotros podemos comenzar programas de ejercicio espiritual también. Y podemos tomar el consejo de aquellos doctores (Nunca es demasiado tarde). Puede que tengamos que acostumbrarnos a una vida de agotamiento físico, pero una vida de cansancio espiritual no es vida.

 

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