SAÚL GODOY GÓMEZ | EL UNIVERSAL
martes 9 de agosto de 2011 09:50 AM
No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has
hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has
obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido
de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste
sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los
insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías
poderoso, sino inmortal... porque el fin de los tiempos no era contigo.
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a
su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera;
probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque
va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de
esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes
> perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a
placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una,
sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo
para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo
define.
Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas,
los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu
vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el
brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en
bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.
Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para
calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que
no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los
maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor,
las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco
estrellas, las fastuosas cenas de Estado... dime ahora que vomitas la
papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo
que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los
; monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y
aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos
vitales que se hacen más débiles.
¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?... debe ser tu
imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en
otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces... sí, estás muriendo en tu
propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de
entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y
estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque
les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca
dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte,
ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo
que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los
pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de
justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza
extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más
vidas.
Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un
cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario...
inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas
que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca
conociste y que recomendabas su lectura... el andar con muertos te llevó a
la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a
una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan... ¿Sientes
su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía
valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu
alma.
Bueno, me despido, solo quería que supieras que pasarás a la historia como
un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste
llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a los
más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad nos
hace humanos.
"*El Socialismo solo funciona en dos lugares:
en el Cielo, donde no lo necesitan,
y en el Infierno donde ya lo tienen*"
*Nancy Iriarte Díaz*
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