LUZBY BERNAL

jueves, 1 de septiembre de 2011

Shoftim(Deuteronomio 16:18-21:9)

 

Shoftim(Deuteronomio 16:18-21:9)

Shoftim 5770

La parashá comienza diciéndonos lo importante que es poner jueces y policías en todos nuestros "portones". Esto se puede aplicar a la boca, los ojos, la lengua, nuestros pensamientos, oídos, y todo aquello que nos relaciona con el mundo que nos rodea.
¿Por qué es tan importante esto? ¡Ya que siempre la persona es correcta ante sus propios ojos! y siempre tenemos la razón en todo lo que hacemos, por ende, es importante ver las cosas a través de estrictos jueces y policías.
La parashá nos da la solución y el objetivo que debemos de seguir. Dice el pasuk "Tamim tihiye im hashem elokeja" (Devarim 18-13), que quiere decir condúcete ante Dios en forma íntegra e inocente.
Nos dice el Baal Haturim de bendita memoria que Tamim se escribe con una tav grande, ya que el que se comporta de esta forma, cumple toda la Torá desde la alef hasta la tav.
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Narra Rav Itzjak Zilberstein en su libro Aleinu Le Shabeaj, sobre el pasuk "Tamim tihiye", que Lemej, descendiente de Caín, fue aconsejado por sus esposas de no continuar teniendo hijos y fue a preguntarle al Beit Din (Adam HaRishón), y este le respondió así: querido nieto, a pesar que vendrá el diluvio y a pesar que se destruirá la descendencia de Caín después de la sexta generación, es tu deber conducirte de forma Tamim, y dejarle las otras cuentas a Dios. Así fue que continuó teniendo hijos y de él salió Naamá, la cual se casó con Noaj y de ahí tuvo continuidad el mundo.
La Torá nos narra que Noaj fue un hombre justo y Tamim en su generación (Bereshit 6-9), y sobre esto nos dice Sforno que era Tzadik en sus hechos y Tamim en su corazón, hay otra explicación de Or Hajaim que dice que Noaj nació circuncidado por eso se llamaba Tamim.
Pero la gran importancia por la cual Dios eligió a Noaj para ser el sobreviviente, junto con su esposa Naamá y sus 3 hijos, es por esa actitud de integridad, de inocencia y aceptación que Noaj tenía hacia Dios. Por esta actitud él fue elegido como hombre justo para preservar la especie humana.
En cuanto a nuestro patriarca Abraham Avinu, el pasuk dice "Hithalej lefanai veheyé tamim (Bereshit 17-1), (sé íntegro en todas mis pruebas), y nos dicen nuestros sabios (Or Hajaim) que el Mazal de Abraham era en realidad no tener descendencia, pero ya que fue Tamim, Dios revirtió este destino por una gran descendencia que es el glorioso pueblo de Israel, el cual es un ejemplo para todas las naciones de la tierra.
Lo anterior nos enseña, que si una persona va por la vida de manera Tamim (íntegra) también Hashem irá siempre con él.
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Mi rabino Yaakov Aharón Levy que vive en Bait Vagan en Jerusalem, cuando era joven y durante la guerra de Independencia del Estado de Israel, de escasos 16 años, vivía en Bnei Brak y estudiaba en la Yeshiva de Ponevitz. Diariamente rezaba en el minián del Gadol Hador HaRav Hagaón Jazón Ish Ztz”l (Abraham Ieshayahu Karelitz, 1878-1953) y era imposible viajar a Jerusalem donde vivían sus padres, ya que los caminos, incluyendo Burma, eran bombardeados día y noche por los árabes.
Después de muchos meses de no ver a sus familia, e imposibilitado de salir de Benei Berak, Rav Yaakov Aharón se acercó al Jazon Ish y le preguntó: “¿Cuándo voy a volver a ver a mis padres?”, y el Jazon Ish le respondió: “La próxima semana habrá un alto al fuego y por el camino de Burma podrás ir a Jerusalem a pasar Shabat con tus padres”. Rav Levy no dudó un instante la aseveración del Jazon Ish y le dijo: “entonces el próximo Erev Shabat me voy a Jerusalem”. El Jazon Ish muy contento le dijo: Tamim Tihye im Hashem Elokeja”.
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Nos platicó Rav David Shwekey Shelit”a, que en Europa hace aproximadamente 150 años, había un Tzadik llamado Rav Rafael Barshad Ztz”l, el cual tenía una virtud muy especial, era Tamim en todas sus maneras de vivir y nunca mentía, así era su costumbre de vida.
En una ocasión, fue a ver a uno de los Guedolei Hador de su generación. “¿En qué puedo bendecirte?”, le preguntó el Gadol, “si es sabido que eres Tamim y nunca mientes!”. A lo que Rav Rafael contestó: “Quiero vivir para ver al Mashiaj”. El Gadol le dijo: “En verdad todos los días decimos que esperamos al Mashiaj, y si realmente lo creemos, ya debe venir en cualquier momento. Bien me pides. Yo te bendigo Rav Rafael, que vivas para ver al Mashiaj muy pronto en nuestros días”.
El tiempo transcurrió y con el pasar de los años, Rav Rafael parecía tener nuevos bríos, sus fuerzas se renovaban y milagrosamente después de los 90 años le volvieron a salir los dientes. Parecía como que la Brajá que había recibido se cumpliría, y el tiempo no influenciaba sobre su envejecimiento.
Un día en la ciudad donde vivía, un vecino Iehudí fue detenido en la frontera traficando con mercaderías. Fue llevado a juicio para dictaminar si se le iba a dar pena de muerte o no. El fiscal pedía terminar con su vida y por el otro lado los abogados defensores judíos, declaraban que los testigos acusadores no eran confiables, todo era una mentira y debía ser anulado el juicio.
El juez al oír los dos lados, dijo así: “Existe en su comunidad un hombre genuino, íntegro, que no conoce la mentira, si este hombre, Rav Rafael Barshad, jura en este tribunal la inocencia del presunto inculpado, lo dejo libre.
Cuando se enteró Rav Rafael que pedían de él ir a jurar la inocencia de un hombre que comerciaba con mercancías, contrabandeando de un país a otro, se desmoronó de tristeza.
Le trajeron un psak del Beit Din de la ciudad, diciéndole que es su obligación ir a jurar al juzgado gentil por la "inocencia" del presunto inculpado, y en este caso no se llamaba mentira, sino verdad, para salvar la vida de un Iehudí.
Esa noche Rav Rafael hizo jeshbón hanefesh y le pidió a Hashém que se lo llevara de este mundo, ya que nunca había mentido y así siempre se condujo en la vida, de forma Tamim. ¿Cómo podía ahora fallar?
A la mañana siguiente este hombre ejemplar, Rav Rafael, no despertó. Y cuando llegó la noticia al juzgado de la muerte del único testigo que el juez había solicitado; éste decidió anular el juicio y liberar al inculpado.
Todo lo anterior nos enseña que mientras más sencilla y pura es nuestra fe con Dios, de igual manera se nos van abriendo puertas y facilitando senderos en nuestra vida, y este debe de ser uno de los mensajes que debemos de transmitir a nuestra descendencia: "Tamim tihiye im Hashem Elokeja".

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