La mayoría de los europeos no tienen ni idea de que esto está ocurriendo…
14/11/2011 por Atreyu
Rebelión publica hoy un artículo de Susan George,
que he decidido difundir, porque lo que cuenta nos va a afectar a
todos, a pesar de que los políticos, a los que pagamos para que
defiendan nuestros intereses, y para que se enteren de lo que hay, y nos
lo cuenten, no lo hacen…
El título del post es una frase del artículo de Susan George, que he seleccionado porque considero absolutamente real: “Los europeos no tienen ni idea de que esto está ocurriendo…”
Trabajo en un Parlamento, y observo, día
tras día, con incredulidad, la normativa que se nos remite desde la UE.
Desde hace aproximadamente dos años, desde el Parlamento Europeo se
distribuye a los Parlamentos nacionales, y estos a los autonómicos una
ingente cantidad de normas, que a su vez modifican otras, y que están
unificando y regulando todos y cada uno de los ámbitos de actividad
humana…
Una normativa que llena miles de hojas
que son reenviadas a los correspondientes grupos políticos para que
puedan presentar sus enmiendas. De manera que, al menos teóricamente,
todo el mundo tendría que saber lo que está sucediendo. Pero,
curiosamente, no es así. Porque nadie parece tener mucho interés en leer
lo que se remite. Porque es un puro trámite al que nadie parece prestar
atención. No hay tiempo. Eso es cosa de otros. Todo es cosa de otros.
Eso sí, de la noche a la mañana, los contenidos de esos miles de hojas
se convierten en normas de obligado cumplimiento…
A pesar de nuestra inercia del día a día,
de nuestros comportamientos automáticos, de nuestra falta de interés en
lo que está sucediendo, de que seguiremos votando en las próximas
elecciones como mandan los sondeos, o sea: mayoría absoluta para el PP…
[porque aunque consiguiéramos (oh, ciencia ficción!!) una abstención
85%, con el 15% restante lograrían la mayoría absoluta para el PP que
ordenan los sondeos...], es decir, a pesar de nuestra inercia, de
nuestro estupor, de nuestras movilizaciones, de nuestro no entender nada
de lo que pasa, los planes que ellos tienen para nosotros, para todos, siguen adelante.
En el artículo que incluyo a continuación, Susan George nos explica lo que viene en pocas palabras.
Susan George,
es filósofa y analista política de prestigio internacional, presidenta
del comité de planificación del Transnational Institute de Ámsterdam, y
presidente de honor de ATTAC Francia. Es autora de 14 libros,
traducidos a numerosos idiomas, entre ellos, el muy conocido Informe Lugano.
Ella
explica así su trabajo en el TNI: “El trabajo del científico social
responsable es primero, desvelar esas fuerzas [de riqueza, poder y
control], para escribir sobre ellas claramente , sin tecnicismos, y,
finalmente, tomar una posición de defensa de los desfavorecidos, los
desamparados, las víctimas de la injusticia
¿Un golpe de estado en la Unión Europea?
¡Las
demandas de los trabajadores de la Unión Europea de salarios y
condiciones de trabajo mejores , pensiones generosas, largas vacaciones y
permisos cuando sean necesarios deben controlarse! ¡Ya está bien!
Demos
gracias que la Comisión Europea tiene las respuestas. Pronto el modelo
neoliberal será irreversible y todos los advenedizos pretenciosos
tendrán que callarse para siempre. Ya es hora. En una maniobra brillante, la Comisión ha aprobado un paquete de medidas, un ‘sexteto’ que
sugiere fiestas donde fluye la cerveza libremente. Este ‘sexteto’ es bastante más austero y concederá a la Comisión una influencia sin precedente en los asuntos de los estados miembros.
En
una votación ajustada el 28 de septiembre de 2011, el Parlamento
Europeo aprobó la propuesta de la Comisión, una toma del poder de gran
alcance que menoscaba la capacidad de los países de fijar y gestionar
sus propios presupuestos y deudas soberanas. A partir de ahora,
el Parlamento y el Consejo -y, naturalmente, la Comisión supervisa el
proceso- podrán obligar a los gobiernos a cumplir con las
recomendaciones del Tratado de Maastricht, también conocido por el Pacto
de Estabilidad y Crecimiento, poco respetado en las últimas fechas. A
partir de 2005 este Pacto parecía una reliquia pintoresca. Pero ahora,
gracias al ‘sexteto’, no se tolerarán ningún déficit mayor del 3% ni
deuda nacional mayor del 60% del PIB. Lo que necesitan los pueblos, que no se equivoquen, es una severa disciplina.
A
partir de 2012, los parlamentarios europeos y el Consejo diseccionarán
los presupuestos nacionales antes de que los parlamentos nacionales los
puedan ver. Si los países no reducen sus deudas lo
suficientemente de prisa o se niegan a aceptar las ‘sugerencias’ de
Bruselas, se impondrán las medidas. En caso de terquedad por
parte de los estados miembros, el castigo puede llegar a tener que
depositar o perder el derecho al 0,01, 0,02 y hasta el 0,05% del PIB del
país; todo depende de cómo se juzga el delito. Por ejemplo en
el caso de Francia, con un PIB de aproximadamente 1.900 billones de
euros (2.600 billones de dólares), la Comisión podría exigir un depósito
o multa de alrededor de 20 ó 40 billones de euros, o hasta 100 billones
de euros si la Comisión aplicara la sanción de 0,05% del PIB.
Fiel a
sus habituales métodos de callada eficiencia, se aprobaron estas medidas
‘sexteto’ permanentes sin apenas un murmullo durante todo el
procedimiento de aprobación; hubo poco debate y prácticamente cero
implicación ciudadana. La mayoría de los europeos no tiene la
menor idea de que esto haya ocurrido y mucho menos de que sea una
agresión tan salvaje a la capacidad de gobierno de sus países.
Gracias a esta legislación, podemos contar con el poder duradero de la
doctrina neoliberal en toda Europa, sobre todo en la zona euro, a medida
que los diputados elegidos sean sustituidos por personas nombradas que
no tienen que rendir cuentas y despojen a los primeros del derecho de
elaborar sus propios presupuestos.
Este
‘sexteto’, gracias también a la mayoría europarlamentaria de derechas,
está ahora firmemente implantado y será difícil, si no imposible, de
revocar. En cualquier otro lugar, quizá se
hubieran escuchado acusaciones de un masivo golpe de estado contra los
gobiernos de los estados miembros y los pueblos. Pero hasta el momento,
todo está tranquilo en el frente de la UE.
Simultáneamente, la Comisión alienta a los estados miembros a cumplir con otra parte del escenario neoliberal mediante una variedad
de directivas que aseguren jornadas y vidas de trabajo más largas y la
alineación de salarios y prestaciones sociales al denominador común más
bajo. Este proceso puede ser más lento pero también será realzado por el ‘sexteto’.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea colabora en este segundo objetivo
en particular al obligar en 4 sentencias a trabajadores a aceptar
salarios de inferior nivel, incluso cuando trabajan en países con leyes
que protegen a los trabajadores, tales como Suecia o Finlandia.
Hay que
admirar la habilidad de la Comisión para ser discretos y hacer las cosas
sin contrariar innecesariamente a los ciudadanos de los estados
miembros o sus parlamentos nacionales. La aparente complejidad técnica
de las medidas y el proceso de implantación contribuyen a mantener el
silencio, aunque estas medidas son en realidad bastante sencillas (y,
además, llevan huellas alemanas por todas partes).
Mientras
tanto, los medios de comunicación europeos, mayoritariamente
neoliberales, no ven la controversia en lo que ocurre entre bastidores
en Bruselas y ayudan a tapar la protesta, hasta que sea demasiado tarde
para la intervención de los ciudadanos. Todo
esto significa mayores victorias futuras para el neoliberalismo y el
fracaso de las economías europeas, es decir el fracaso para el 90% del
pueblo. El 10% restante estará bien. No hay que preocuparse.
Martin Wolf parafraseó a Tácito en The Financial Times para describir
la situación europea: “Ellos crean un desierto y lo llaman estabilidad”.
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