LUZBY BERNAL

domingo, 1 de abril de 2012

Varios/Otros ~ La Vida es Uno. I

Varios/Otros ~ La Vida es Uno. I


Juntos, Unidos y Divinos

Querido amigo lector, ahora vamos a intentar introducirte en la sola y única verdad, la más profunda de todo lo que constituye los fenómenos relativos a lo viviente. La vida es Uno, no una sino Uno porque todo procede de la Unidad. Todo vuelve a la Unidad. Y todo es manifestación de la Unidad. Solo la mirada de la conciencia que se desplaza y que puede, en algunos periodos de manifestación de ella misma, considerar la noción de alguna cosa diversificada y dividida que puede apagar por un momento, por un tiempo solamente, la noción de Uno. Hay que entender que el universo y los universos en todas sus manifestaciones y en todas sus dimensiones, corresponderían en vuestro lenguaje a un punto. Y ese punto trazado en el papel sería un punto de donde todo proviene y a donde todo vuelve. Y que los puntos creados a partir de ese punto son la multiplicación del primer punto inicial. En este sentido vosotros sois Uno. Nosotros somos Uno con vosotros. Y vosotros sois Uno con el gran Uno. Y vosotros sois Uno con la Unidad. Y vosotros sois Uno con lo Divino. Vosotros formáis parte de la Unidad. Vosotros formáis parte del Uno. Vosotros sois los niños de la Ley de Uno, igual que nosotros somos Uno en Cristo. En efecto, el más grande iniciado que ha tenido vuestro planeta ha dicho un día: "Lo que vosotros hacéis al más pequeño de entre vosotros es a mí al que se lo hacéis". Lo que hacéis a la más pequeña manifestación de la vida, corresponde a lo que me hacéis a mí y por lo tanto a vosotros mismos. En efecto solo la conciencia, hoy a través de los esquemas que habéis construido desde hace más de 50 000 años, os hace enfocar la diversidad y la multiplicidad de la vida como algo exterior a vosotros. Ahora, todo lo que podéis observar, lo que yo os pido aceptar, todo lo que podéis observar fuera de vosotros no es más que el reflejo de lo que está en vuestro interior. En efecto aquí se sitúa el milagro del Uno, de la Unidad y el milagro de la Divinidad. Todo lo que es un proceso exterior tanto en la comprensión mental como en la observación visual, sonora, auditiva, según vuestros 5 sentidos y según otros sentidos que existen en otras dimensiones, todo lo que se capta por el fenómeno de la conciencia no es más que una exteriorización de lo que está en el interior de vosotros, de lo que sois vosotros y de quienes sois en relación al Uno. Sois un hijo del Uno y como hijo del Uno tenéis el Uno tanto como todas las otras formas de vida, manifestadas o no manifestadas sensibles o supra-sensibles.

Conviene impregnaros de esta verdad última porque en definitiva, cuando vuestro gran iniciado decía: "Yo soy el alfa y la omega", participaba de la misma iniciativa de creación. Era a la vez, la Fuente de origen y la Fuente de llegada. Estaba presente por su esencia en todas las otras esencias. Estaba presente por su conciencia en todas las conciencias manifestadas y no manifestadas. Conviene aceptar esto, como un postulado de partida. La vida es Uno. Las manifestaciones de la vida, tanto el despliegue de la multiplicidad, el despliegue de la aparente división, de hecho solo enriquecen la experiencia del Uno de forma que multiplican hasta el infinito la imagen del Uno. Así que, hay que concebiros a vosotros mismos como una Unidad, como un hijo de la Ley de Uno. Cada una de vuestras células está vinculada a las demás células de vuestro cuerpo. Cada molécula está ligada a las otras moléculas de vuestro cuerpo. Cada hormona presente en un lugar de vuestro cuerpo no puede estar disociada de vuestra Unidad. De igual forma, los cuerpos constituyentes de los universos, los soles, los planetas, las supernovas, los agujeros negros y demás, no pueden ser disociados del punto único que se llama Fuente. Como Fuente e hijo de la Fuente, vosotros participáis de la multiplicidad de la Unidad, de la manifestación de la multiplicidad de la Unidad. Como tal, vosotros sois realmente Uno y vosotros sois realmente Divinos. Incluso la Ley de Amor, la Ley de simpatía, incluso el mínimo acontecimiento que ocurra en el mundo sensible o supra-sensible solo puede reflejar y revelar hasta el infinito lo que es la Ley de Uno. La Ley de Uno expresa esto. Como fue entendida en tiempos muy antiguos por nuestro pueblo, que ha aceptado contrariamente a vosotros, desde tiempos muy antiguos, ligarnos a la Unidad de la Unidad a fin de hacernos Uno a título colectivo, a fin de entrar en la sacralidad del planeta, es decir en su interior. Vosotros que estáis aquí en esta Tierra, habéis aceptado el juego del alejamiento de la Fuente para vivir la experiencia de la multiplicación de la Unidad, de la multiplicación de las vidas y de la multiplicación de las conciencias. Así ha sido vuestro libre albedrío, vuestro libre albedrío fundamental acordado por la Unidad. Habéis obrado, os habéis alejado de la Fuente desarrollando los conceptos, las ideas, los mundos, las civilizaciones, los hijos, las uniones, las relaciones, las emociones.

Todo lo que puede estar en relación con el alejamiento de la Fuente. Pero fundamentalmente habéis perdido de vista, perdido de la conciencia, que sois Uno con la Fuente.
Hoy, en esta gran reversión que se anuncia para los próximos años, se os pide tomar contacto con la Fuente que sois, retomar contacto con la realidad que sois. Esta realidad es evidentemente Amor. Pero antes de comprender el juego del Amor y el juego de la atracción y de la comprensión y de la expansión conviene admitir básicamente que sois Uno con el conjunto de la manifestación de vida, tanto en este mundo como en otros mundos, que todo procede y que todo vuelve a la Unidad que sois vosotros, esencialmente.

Así, esta perspectiva de punto único os obliga a concebir que lo que es exterior es interior a vosotros y que lo que vosotros hacéis a la mínima parcela de vida, os lo hacéis a vosotros mismos, realmente, totalmente y en toda Unidad. Esto se ha deformado con el paso de las civilizaciones que han cubierto y poblado la superficie de esta Tierra, a través de modelos religiosos, a través de modelos filosóficos. Habéis llegado a establecer una Ley de acción /reacción para combatir sistemas cada vez más complejos, sistemas cada vez más elaborados, de vida y de manifestaciones que poco a poco, con el paso de decenas de milenios, han hecho de forma que vuestra alma se halla recubierto de un ciertas experiencias exteriores a vosotros mismos. Experiencias interiores y exteriores que han terminado por hacer lo que sois hoy. Pero sin embargo, como cada 52 000 años, ha llegado el tiempo de retornar a la Fuente, de retornar a la Unidad. Primero en la comprensión de lo que sois vosotros, en la comprensión de vuestro vínculo, de vuestra Unidad con el Uno. Cada ser viviente en este planeta, amigo lector, es Uno como tú. Tú no tienes ante ti, más allá de las imágenes y de las apariencias generadas por los milenios pasados en la superficie de este planeta, más que una manifestación de la Unidad perdida. Ahora llega un momento en que, a fuerza de multiplicar la experiencia hasta el infinito o lo indefinido, llega un momento en que algunas de las Unidades de vida pierden conciencia totalmente de su unión a la Fuente y llegan a concebir la ilusión de la vida como la realidad última. Ahora, la realidad no puede formar parte de la ilusión. Vuestra vida es ilusión, aunque sea única, porque es una e importante a los ojos de la Fuente, porque cada Fuente a los ojos de la Fuente es importante. Cada Unidad indivisa forma parte de la Unidad en su división. Tenéis que comprender esto y aceptarlo como un postulado esencial y fundamental. De la misma célula original ha nacido toda la humanidad. Del ADN común de la raza humana procede un solo ADN que es aquél que, un día ha decidido experimentar la dualidad.

Algunos factores involutivos (pero que forman parte de la experiencia de la vida) han sido puestos en vuestra ruta para permitiros ir a lo más profundo de una división que vosotros habíais considerado, en el momento de la aceptación total de vuestro sacrificio. Hoy, el sacrificio de la encarnación llega al final y debe permitiros encontrar ante todo, vuestra Unidad con el Único. Y por eso, necesitáis aceptar que todo lo que veis al exterior no puede ser dicotomizado en una noción de bien o de mal, de bueno o de malo, sino como el reflejo de la Unidad. Tan penoso como pueda ser a través de vuestros sufrimientos pasados, a través de vuestras experiencias, a veces dolorosas, os corresponde comprender que todo lo que veis en el exterior no es más que la manifestación de vuestro interior. Lo que pasa en tal punto del globo corresponde a la tempestad que está en vosotros. El acontecimiento feliz del nacimiento de un niño al otro extremo del planeta, corresponde al nacimiento de vuestra célula en un lugar preciso de vuestro cuerpo. Todo lo que es exterior debe ser devuelto al interior. Todo lo que se ha expandido en un momento dado, por vuestro sacrificio, en un punto que podría ser extremadamente alejado (sea en tiempo o en espacio) debe lo más pronto posible, ahora y en este espacio tiempo en el que vosotros vivís desde hace tanto tiempo, ser devuelto a la Unidad. Ahora, el único medio y esencial que os es dado para volver a la Unidad es volver ya a vuestra propia Unidad, es decir a vuestro propio centro, hacer vuestro, todo lo que os parece exterior, superar, transcender todo lo que os parece exterior a vosotros, no dar peso a lo que os parezca opuesto a la luz sino comprender un día u otro, que lo que veis como elemento negativo representa la exteriorización de lo que había en vosotros. Va a hacerse necesario para vosotros hoy, centraros para resurgir, volver a vuestro centro Fuente. Ahora, ese centro Fuente no se sitúa en un hipotético lugar. No se sitúa en nuestros espacios de Intra-Tierra. No se sitúa después de la vida o antes de la vida.

Solo hay una vida, una y única que se desplaza según vosotros de forma discontinua, evidentemente, por el hecho de la alternancia de vida y de muerte que vosotros habéis creado en esta 3ª dimensión de acción /reacción. Pero la vida discurre de forma absolutamente una, extensiva, comprensiva, al mismo tiempo. Todo lo que se aleja de vosotros vuelve a vosotros. Todo lo que es vosotros se hace vosotros. Vosotros sois vosotros mismos Únicos. Vosotros sois vosotros-mismos hijos del Único. Como hijos del Único os corresponde reconectaros a título individual a vosotros mismos, no a vosotros mismos en ese aspecto dividido y separado de observador que observa esta naturaleza, que observa los acontecimientos como algo que no le concierne o que no participa en su propia evolución de vida, sino independientemente de todos los acontecimientos, centraros en vuestro propio centro Fuente. Ahora, el centro Fuente, como yo os decía, no está en ninguna parte más que en el centro de vosotros. El centro de vosotros es ese punto único, ese punto fundamental, ese punto de reunificación, de realineamiento con el Uno.

Vosotros sois Uno. Os basta aceptarlo, postularlo, aunque la mente, aunque las emociones que habéis vivido de vida en vida, tiendan a deciros y a imprimiros esta noción de división, de separación, de corte.
Hoy a causa de los procesos energéticos, por los ajustes de las rejillas magnéticas Terrestres y las rejillas magnéticas claramente de vuestro sistema solar, de nuestro sistema solar, ese reajuste de resonancia con el Sol Central de la galaxia os permite franquear una octava, un ajuste con vuestra Unidad última.

Esta Unidad última no os ha dejado nunca a lo largo de vuestras peregrinaciones en este mundo de superficie y en esta dimensión. Lo que algunos de vosotros, seres humanos habéis vivido, con las experiencias de disociación de vuestro cuerpo físico, de acceso a esta luz, a esta Fuente benéfica, es posible también en vuestro cuerpo, por ese reajuste de rejillas magnéticas, de esta resonancia con el Sol Central. Vosotros podéis desde hace ya varios años (que no son nada en relación a la escala de 50 000 años) directamente permitiros resonar con la Unidad que sois. Ahora en esta noción de concordancia con la Unidad no puede haber juicios, no puede haber disociaciones, no puede haber visión exteriorizada. Se convierte en una visión interior. Conviene por eso, haceros el amor a vosotros mismos, amaros como Unidad para encontrar la Unidad que sois. Yo no os he pedido, querido lector, amaros a través de los defectos o cualidades sino a través realmente de la Unidad que sois, es decir apreciar la esencia de lo que sois.

La esencia de lo que sois es Uno, igual que vosotros sois Amor y Unidad. A partir del momento en que aceptéis (y la mente puede totalmente soltar la presa en relación a esto, porque le supera de lejos) no puede ser planteado en relación a esta afirmación de noción de juicio o de dualidad, a partir del momento en que afirmáis vuestra Unidad. A partir del momento en que afirmáis vuestra Divinidad, la mente no puede considerar ser múltiple porque, en ese momento, estaría en el error y lo sabe. Y la condición esencial para comprender que la vida es Uno y que vosotros sois Uno, es aceptar ese postulado (que vuestra mente, que vuestro estado emocional y que vuestra estructura completa aceptará): es consideraros como Uno. Siendo Uno, no hay lugar para el 2. Así que, cuando decidís que sois Amor antes de pasar por la Unidad, y bien, vuestra mente se ampara en esta noción de Amor. Lo va a transformar en utilización afectiva, en utilización sentimental o atracción física para permitiros sin descanso distanciaros y separaros y plantearos los actos de un juicio dual sin fin, entre lo que está bien y lo que está mal. Pero a partir del momento en que afirmáis, amigo lector, vuestra Unidad esencial, vuestra Unidad indivisa del alma que sois, del Espíritu que sois, de la Luz que sois, en ese momento, no puede haceros salir de esta Unidad.

La mente está entonces obligada a soltar presa porque no puede experimentar ya, la exteriorización de la Unidad. Conviene hoy, querido amigo lector, que tú tomes conciencia, que tú afirmes que tú eres Uno, hijo del Uno e hijo de la Unidad, que tú eres Uno porque tú eres Unidad.

A partir de ese momento, cualquier capacidad, cualquier voluntad de juicio, cualquier voluntad de experimentación superflua desaparecerá de ti. Y de ese sentimiento de Unidad no puede nacer la división. De ese sentimiento de Unidad y de esta comprensión intelectual de la Unidad que tú eres, en ningún momento podrás estar en el juicio porque lo que aleja al hombre de la Unidad es el juicio, es la exteriorización, es la observación de lo que pasa en el exterior. Por eso, no es cuestión de suprimirlo en tu interior, de aislarte de tu familia, de aislarte de tu trabajo, de hacer como los primeros ascetas y de ir a vivir en grutas, sino de plantear el acto fundador de la nueva conciencia, de la emergencia de la nueva dimensión. Este acto fundador es afirmar totalmente la Unidad que tú eres. Yo Soy Uno y, más sencillamente, Yo Soy, I Am, Ehieh en hebreo, porque el Yo Soy establece las fundaciones de la Unidad encontrada. Y es esto lo que se te pide hoy, querido amigo lector, encontrar: tu Unidad, no a través de una búsqueda, no a través de una técnica, no a través de una comprensión sino únicamente a través de la afirmación consciente del Yo Soy.

Estando en el Yo Soy, sales de la división. Tú sales de la experimentación de la división y entras al fin en la Unidad. Tú te realineas con tu Fuente, con tu alma y con tu Espíritu para ser tú mismo Único. En esto, la experiencia que os es propuesta para los años que vienen, queridos amigos lectores, es esencial. Me dirijo de lo Uno a lo múltiple. Me dirijo a uno de vosotros como a la totalidad de vosotros que leéis este libro. Vosotros sois Uno, Tú eres Uno. Yo Soy. Aceptad esto. Vuestra mente no puede hacer oposición a esta afirmación y no puede causar dualidad a través de esta afirmación. La enseñanza esencial de la Unidad es esta. En la medida que os consolidéis en la certeza, en el asiento de vuestra Unidad, la afirmación de Yo Soy Uno, Yo Soy, Yo Uno, cada vez más impregnaréis vuestras estructuras celulares, genéticas, energéticas, fisiológicas y espirituales de esta verdad esencial y última que os permitirá elaborar las estructuras y los fundamentos de la Unidad.






Extracto de "HUMANIDAD EN DEVENIR".

OD ER IM IS AL Las 5 claves Metatrónicas
Ki-Ris-Ti, Is-Is, IM, AL La Tri-Unidad (Cristo-María-Miguel)
Visión, Mas allá del Bien y del Mal, Claridad, Precisión, Profundidad, Unidad. Las 7 claves restantes
Humildad, Simplicidad, Atención, Intención, Aquí y Ahora, Etica e Integridad. Abandono a la Luz.
sábado 22 de octubre de 2011
Traducción de Humanité en Devenir Autres Dimensions
HUMANITÉ EN DEVENIR
HUMANIDAD EN DEVENIR
Mensajes de la Intra-tierra
Dedicados a Orionis, a la Orden de Melquizedec
Para la Luminiscencia del Ser.






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