Varios/Otros ~ La Vida es Uno. I
Juntos, Unidos y Divinos
Querido
amigo lector, ahora vamos a intentar introducirte en la sola y única
verdad, la más profunda de todo lo que constituye los fenómenos
relativos a lo viviente. La vida es Uno, no una sino Uno porque todo
procede de la Unidad. Todo vuelve a la Unidad. Y todo es manifestación
de la Unidad. Solo la mirada de la conciencia que se desplaza y que
puede, en algunos periodos de manifestación de ella misma, considerar la
noción de alguna cosa diversificada y dividida que puede apagar por un
momento, por un tiempo solamente, la noción de Uno. Hay que entender que
el universo y los universos en todas sus manifestaciones y en todas sus
dimensiones, corresponderían en vuestro lenguaje a un punto. Y ese
punto trazado en el papel sería un punto de donde todo proviene y a
donde todo vuelve. Y que los puntos creados a partir de ese punto son la
multiplicación del primer punto inicial. En este sentido vosotros sois
Uno. Nosotros somos Uno con vosotros. Y vosotros sois Uno con el gran
Uno. Y vosotros sois Uno con la Unidad. Y vosotros sois Uno con lo
Divino. Vosotros formáis parte de la Unidad. Vosotros formáis parte del
Uno. Vosotros sois los niños de la Ley de Uno, igual que nosotros somos
Uno en Cristo. En efecto, el más grande iniciado que ha tenido vuestro
planeta ha dicho un día: "Lo que vosotros hacéis al más pequeño de entre
vosotros es a mí al que se lo hacéis". Lo que hacéis a la más pequeña
manifestación de la vida, corresponde a lo que me hacéis a mí y por lo
tanto a vosotros mismos. En efecto solo la conciencia, hoy a través de
los esquemas que habéis construido desde hace más de 50 000 años, os
hace enfocar la diversidad y la multiplicidad de la vida como algo
exterior a vosotros. Ahora, todo lo que podéis observar, lo que yo os
pido aceptar, todo lo que podéis observar fuera de vosotros no es más
que el reflejo de lo que está en vuestro interior. En efecto aquí se
sitúa el milagro del Uno, de la Unidad y el milagro de la Divinidad.
Todo lo que es un proceso exterior tanto en la comprensión mental como
en la observación visual, sonora, auditiva, según vuestros 5 sentidos y
según otros sentidos que existen en otras dimensiones, todo lo que se
capta por el fenómeno de la conciencia no es más que una exteriorización
de lo que está en el interior de vosotros, de lo que sois vosotros y de
quienes sois en relación al Uno. Sois un hijo del Uno y como hijo del
Uno tenéis el Uno tanto como todas las otras formas de vida,
manifestadas o no manifestadas sensibles o supra-sensibles.
Conviene
impregnaros de esta verdad última porque en definitiva, cuando vuestro
gran iniciado decía: "Yo soy el alfa y la omega", participaba de la
misma iniciativa de creación. Era a la vez, la Fuente de origen y la
Fuente de llegada. Estaba presente por su esencia en todas las otras
esencias. Estaba presente por su conciencia en todas las conciencias
manifestadas y no manifestadas. Conviene aceptar esto, como un postulado
de partida. La vida es Uno. Las manifestaciones de la vida, tanto el
despliegue de la multiplicidad, el despliegue de la aparente división,
de hecho solo enriquecen la experiencia del Uno de forma que multiplican
hasta el infinito la imagen del Uno. Así que, hay que concebiros a
vosotros mismos como una Unidad, como un hijo de la Ley de Uno. Cada una
de vuestras células está vinculada a las demás células de vuestro
cuerpo. Cada molécula está ligada a las otras moléculas de vuestro
cuerpo. Cada hormona presente en un lugar de vuestro cuerpo no puede
estar disociada de vuestra Unidad. De igual forma, los cuerpos
constituyentes de los universos, los soles, los planetas, las
supernovas, los agujeros negros y demás, no pueden ser disociados del
punto único que se llama Fuente. Como Fuente e hijo de la Fuente,
vosotros participáis de la multiplicidad de la Unidad, de la
manifestación de la multiplicidad de la Unidad. Como tal, vosotros sois
realmente Uno y vosotros sois realmente Divinos. Incluso la Ley de Amor,
la Ley de simpatía, incluso el mínimo acontecimiento que ocurra en el
mundo sensible o supra-sensible solo puede reflejar y revelar hasta el
infinito lo que es la Ley de Uno. La Ley de Uno expresa esto. Como fue
entendida en tiempos muy antiguos por nuestro pueblo, que ha aceptado
contrariamente a vosotros, desde tiempos muy antiguos, ligarnos a la
Unidad de la Unidad a fin de hacernos Uno a título colectivo, a fin de
entrar en la sacralidad del planeta, es decir en su interior. Vosotros
que estáis aquí en esta Tierra, habéis aceptado el juego del alejamiento
de la Fuente para vivir la experiencia de la multiplicación de la
Unidad, de la multiplicación de las vidas y de la multiplicación de las
conciencias. Así ha sido vuestro libre albedrío, vuestro libre albedrío
fundamental acordado por la Unidad. Habéis obrado, os habéis alejado de
la Fuente desarrollando los conceptos, las ideas, los mundos, las
civilizaciones, los hijos, las uniones, las relaciones, las emociones.
Todo
lo que puede estar en relación con el alejamiento de la Fuente. Pero
fundamentalmente habéis perdido de vista, perdido de la conciencia, que
sois Uno con la Fuente.
Hoy, en esta gran reversión que se anuncia
para los próximos años, se os pide tomar contacto con la Fuente que
sois, retomar contacto con la realidad que sois. Esta realidad es
evidentemente Amor. Pero antes de comprender el juego del Amor y el
juego de la atracción y de la comprensión y de la expansión conviene
admitir básicamente que sois Uno con el conjunto de la manifestación de
vida, tanto en este mundo como en otros mundos, que todo procede y que
todo vuelve a la Unidad que sois vosotros, esencialmente.
Así,
esta perspectiva de punto único os obliga a concebir que lo que es
exterior es interior a vosotros y que lo que vosotros hacéis a la mínima
parcela de vida, os lo hacéis a vosotros mismos, realmente, totalmente y
en toda Unidad. Esto se ha deformado con el paso de las civilizaciones
que han cubierto y poblado la superficie de esta Tierra, a través de
modelos religiosos, a través de modelos filosóficos. Habéis llegado a
establecer una Ley de acción /reacción para combatir sistemas cada vez
más complejos, sistemas cada vez más elaborados, de vida y de
manifestaciones que poco a poco, con el paso de decenas de milenios, han
hecho de forma que vuestra alma se halla recubierto de un ciertas
experiencias exteriores a vosotros mismos. Experiencias interiores y
exteriores que han terminado por hacer lo que sois hoy. Pero sin
embargo, como cada 52 000 años, ha llegado el tiempo de retornar a la
Fuente, de retornar a la Unidad. Primero en la comprensión de lo que
sois vosotros, en la comprensión de vuestro vínculo, de vuestra Unidad
con el Uno. Cada ser viviente en este planeta, amigo lector, es Uno como
tú. Tú no tienes ante ti, más allá de las imágenes y de las apariencias
generadas por los milenios pasados en la superficie de este planeta,
más que una manifestación de la Unidad perdida. Ahora llega un momento
en que, a fuerza de multiplicar la experiencia hasta el infinito o lo
indefinido, llega un momento en que algunas de las Unidades de vida
pierden conciencia totalmente de su unión a la Fuente y llegan a
concebir la ilusión de la vida como la realidad última. Ahora, la
realidad no puede formar parte de la ilusión. Vuestra vida es ilusión,
aunque sea única, porque es una e importante a los ojos de la Fuente,
porque cada Fuente a los ojos de la Fuente es importante. Cada Unidad
indivisa forma parte de la Unidad en su división. Tenéis que comprender
esto y aceptarlo como un postulado esencial y fundamental. De la misma
célula original ha nacido toda la humanidad. Del ADN común de la raza
humana procede un solo ADN que es aquél que, un día ha decidido
experimentar la dualidad.
Algunos factores involutivos (pero que
forman parte de la experiencia de la vida) han sido puestos en vuestra
ruta para permitiros ir a lo más profundo de una división que vosotros
habíais considerado, en el momento de la aceptación total de vuestro
sacrificio. Hoy, el sacrificio de la encarnación llega al final y debe
permitiros encontrar ante todo, vuestra Unidad con el Único. Y por eso,
necesitáis aceptar que todo lo que veis al exterior no puede ser
dicotomizado en una noción de bien o de mal, de bueno o de malo, sino
como el reflejo de la Unidad. Tan penoso como pueda ser a través de
vuestros sufrimientos pasados, a través de vuestras experiencias, a
veces dolorosas, os corresponde comprender que todo lo que veis en el
exterior no es más que la manifestación de vuestro interior. Lo que pasa
en tal punto del globo corresponde a la tempestad que está en vosotros.
El acontecimiento feliz del nacimiento de un niño al otro extremo del
planeta, corresponde al nacimiento de vuestra célula en un lugar preciso
de vuestro cuerpo. Todo lo que es exterior debe ser devuelto al
interior. Todo lo que se ha expandido en un momento dado, por vuestro
sacrificio, en un punto que podría ser extremadamente alejado (sea en
tiempo o en espacio) debe lo más pronto posible, ahora y en este espacio
tiempo en el que vosotros vivís desde hace tanto tiempo, ser devuelto a
la Unidad. Ahora, el único medio y esencial que os es dado para volver a
la Unidad es volver ya a vuestra propia Unidad, es decir a vuestro
propio centro, hacer vuestro, todo lo que os parece exterior, superar,
transcender todo lo que os parece exterior a vosotros, no dar peso a lo
que os parezca opuesto a la luz sino comprender un día u otro, que lo
que veis como elemento negativo representa la exteriorización de lo que
había en vosotros. Va a hacerse necesario para vosotros hoy, centraros
para resurgir, volver a vuestro centro Fuente. Ahora, ese centro Fuente
no se sitúa en un hipotético lugar. No se sitúa en nuestros espacios de
Intra-Tierra. No se sitúa después de la vida o antes de la vida.
Solo
hay una vida, una y única que se desplaza según vosotros de forma
discontinua, evidentemente, por el hecho de la alternancia de vida y de
muerte que vosotros habéis creado en esta 3ª dimensión de acción
/reacción. Pero la vida discurre de forma absolutamente una, extensiva,
comprensiva, al mismo tiempo. Todo lo que se aleja de vosotros vuelve a
vosotros. Todo lo que es vosotros se hace vosotros. Vosotros sois
vosotros mismos Únicos. Vosotros sois vosotros-mismos hijos del Único.
Como hijos del Único os corresponde reconectaros a título individual a
vosotros mismos, no a vosotros mismos en ese aspecto dividido y separado
de observador que observa esta naturaleza, que observa los
acontecimientos como algo que no le concierne o que no participa en su
propia evolución de vida, sino independientemente de todos los
acontecimientos, centraros en vuestro propio centro Fuente. Ahora, el
centro Fuente, como yo os decía, no está en ninguna parte más que en el
centro de vosotros. El centro de vosotros es ese punto único, ese punto
fundamental, ese punto de reunificación, de realineamiento con el Uno.
Vosotros
sois Uno. Os basta aceptarlo, postularlo, aunque la mente, aunque las
emociones que habéis vivido de vida en vida, tiendan a deciros y a
imprimiros esta noción de división, de separación, de corte.
Hoy a
causa de los procesos energéticos, por los ajustes de las rejillas
magnéticas Terrestres y las rejillas magnéticas claramente de vuestro
sistema solar, de nuestro sistema solar, ese reajuste de resonancia con
el Sol Central de la galaxia os permite franquear una octava, un ajuste
con vuestra Unidad última.
Esta Unidad última no os ha dejado
nunca a lo largo de vuestras peregrinaciones en este mundo de superficie
y en esta dimensión. Lo que algunos de vosotros, seres humanos habéis
vivido, con las experiencias de disociación de vuestro cuerpo físico, de
acceso a esta luz, a esta Fuente benéfica, es posible también en
vuestro cuerpo, por ese reajuste de rejillas magnéticas, de esta
resonancia con el Sol Central. Vosotros podéis desde hace ya varios años
(que no son nada en relación a la escala de 50 000 años) directamente
permitiros resonar con la Unidad que sois. Ahora en esta noción de
concordancia con la Unidad no puede haber juicios, no puede haber
disociaciones, no puede haber visión exteriorizada. Se convierte en una
visión interior. Conviene por eso, haceros el amor a vosotros mismos,
amaros como Unidad para encontrar la Unidad que sois. Yo no os he
pedido, querido lector, amaros a través de los defectos o cualidades
sino a través realmente de la Unidad que sois, es decir apreciar la
esencia de lo que sois.
La esencia de lo que sois es Uno, igual
que vosotros sois Amor y Unidad. A partir del momento en que aceptéis (y
la mente puede totalmente soltar la presa en relación a esto, porque le
supera de lejos) no puede ser planteado en relación a esta afirmación
de noción de juicio o de dualidad, a partir del momento en que afirmáis
vuestra Unidad. A partir del momento en que afirmáis vuestra Divinidad,
la mente no puede considerar ser múltiple porque, en ese momento,
estaría en el error y lo sabe. Y la condición esencial para comprender
que la vida es Uno y que vosotros sois Uno, es aceptar ese postulado
(que vuestra mente, que vuestro estado emocional y que vuestra
estructura completa aceptará): es consideraros como Uno. Siendo Uno, no
hay lugar para el 2. Así que, cuando decidís que sois Amor antes de
pasar por la Unidad, y bien, vuestra mente se ampara en esta noción de
Amor. Lo va a transformar en utilización afectiva, en utilización
sentimental o atracción física para permitiros sin descanso distanciaros
y separaros y plantearos los actos de un juicio dual sin fin, entre lo
que está bien y lo que está mal. Pero a partir del momento en que
afirmáis, amigo lector, vuestra Unidad esencial, vuestra Unidad indivisa
del alma que sois, del Espíritu que sois, de la Luz que sois, en ese
momento, no puede haceros salir de esta Unidad.
La mente está
entonces obligada a soltar presa porque no puede experimentar ya, la
exteriorización de la Unidad. Conviene hoy, querido amigo lector, que tú
tomes conciencia, que tú afirmes que tú eres Uno, hijo del Uno e hijo
de la Unidad, que tú eres Uno porque tú eres Unidad.
A partir de
ese momento, cualquier capacidad, cualquier voluntad de juicio,
cualquier voluntad de experimentación superflua desaparecerá de ti. Y de
ese sentimiento de Unidad no puede nacer la división. De ese
sentimiento de Unidad y de esta comprensión intelectual de la Unidad que
tú eres, en ningún momento podrás estar en el juicio porque lo que
aleja al hombre de la Unidad es el juicio, es la exteriorización, es la
observación de lo que pasa en el exterior. Por eso, no es cuestión de
suprimirlo en tu interior, de aislarte de tu familia, de aislarte de tu
trabajo, de hacer como los primeros ascetas y de ir a vivir en grutas,
sino de plantear el acto fundador de la nueva conciencia, de la
emergencia de la nueva dimensión. Este acto fundador es afirmar
totalmente la Unidad que tú eres. Yo Soy Uno y, más sencillamente, Yo
Soy, I Am, Ehieh en hebreo, porque el Yo Soy establece las fundaciones
de la Unidad encontrada. Y es esto lo que se te pide hoy, querido amigo
lector, encontrar: tu Unidad, no a través de una búsqueda, no a través
de una técnica, no a través de una comprensión sino únicamente a través
de la afirmación consciente del Yo Soy.
Estando en el Yo Soy,
sales de la división. Tú sales de la experimentación de la división y
entras al fin en la Unidad. Tú te realineas con tu Fuente, con tu alma y
con tu Espíritu para ser tú mismo Único. En esto, la experiencia que os
es propuesta para los años que vienen, queridos amigos lectores, es
esencial. Me dirijo de lo Uno a lo múltiple. Me dirijo a uno de vosotros
como a la totalidad de vosotros que leéis este libro. Vosotros sois
Uno, Tú eres Uno. Yo Soy. Aceptad esto. Vuestra mente no puede hacer
oposición a esta afirmación y no puede causar dualidad a través de esta
afirmación. La enseñanza esencial de la Unidad es esta. En la medida que
os consolidéis en la certeza, en el asiento de vuestra Unidad, la
afirmación de Yo Soy Uno, Yo Soy, Yo Uno, cada vez más impregnaréis
vuestras estructuras celulares, genéticas, energéticas, fisiológicas y
espirituales de esta verdad esencial y última que os permitirá elaborar
las estructuras y los fundamentos de la Unidad.
Extracto de "HUMANIDAD EN DEVENIR".
OD ER IM IS AL Las 5 claves Metatrónicas
Ki-Ris-Ti, Is-Is, IM, AL La Tri-Unidad (Cristo-María-Miguel)
Visión, Mas allá del Bien y del Mal, Claridad, Precisión, Profundidad, Unidad. Las 7 claves restantes
Humildad, Simplicidad, Atención, Intención, Aquí y Ahora, Etica e Integridad. Abandono a la Luz.
sábado 22 de octubre de 2011
Traducción de Humanité en Devenir Autres Dimensions
HUMANITÉ EN DEVENIR
HUMANIDAD EN DEVENIR
Mensajes de la Intra-tierra
Dedicados a Orionis, a la Orden de Melquizedec
Para la Luminiscencia del Ser.
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