Si ayudas a personas que necesitan ayuda constantemente, que siempre crean nuevas carencias, tu oferta podría no hacer más que sacarlas de un apuro e impedir que pongan sus vidas en orden. Las carencias se crean para aprender ciertas lecciones. Si das dinero u otro tipo de ayuda a personas y ves que sus vidas no mejoran, quizá sea el momento de volver a plantearte tu ayuda. Les podrías estar privando del desarrollo que ganarían con la experiencia de su carencia.
Pudo haber un momento en que alguien aparentemente desesperado te pidió dinero y tú dijiste que no. Luego, esta persona consiguió un trabajo o que su vida fuera mejor. En muchas ocasiones, la gente crea la sensación de carencia o escasez en su vida para sentirse motivada y poder cambiar cosas. "Salvándoles" de sus crisis, podrías crear dependencias y ver que repiten la misma situación una y otra vez.
Normalmente, ayudándoles a entrar en contacto con su fuerza interna o enseñándoles técnicas para resolver sus problemas, les ayudarás más que dándoles dinero. Ayúdales a descubrir cómo solucionar sus problemas. Así serán más fuertes y controlarán sus vidas mejor. Les fortalecerás enseñándoles un nuevo método, habilidad o herramienta que podrán utilizar el resto de sus vidas.
Si conoces a personas con necesidades económicas y te sientes obligado a ayudarles, recuerda que estás afirmando su debilidad. En su interior, tienen la misma capacidad de crear abundancia que tú. Ayúdales a descubrir esta capacidad y les habrás hecho uno de los mayores regalos posibles, la autosuficiencia. Claro que hay personas para las que una comida, un lugar donde dormir o ropa para llevar no es "salvarles" sino darles la ayuda que necesitan en un momento crítico, para que puedan seguir evolucionando. Tu intuición te dirá la diferencia; si fortaleces realmente a la gente, te sentirás alegre e ilusionado con tu oferta.
Sanaya Roman y Duane Packer
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