LUZBY BERNAL

lunes, 2 de mayo de 2011

El mismo te lo preparará todo.

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También me resultaba interesante saber qué diría ella acerca de la alimentación. Ya que ella misma se alimenta de una forma muy peculiar.

Le pregunté:

―Anastasia, según tu parecer... ¿Cómo debe alimentarse una persona? ¿Qué hay que comer? ¿Cuándo y cuántas veces al día? ¿En qué cantidad? A este asunto se le presta mucha atención en nuestro mundo. Abunda toda clase de literatura acerca de esto, recetas para una alimentación sana, consejos para adelgazar, etc.

―Es difícil imaginar de otra manera el modo de vida del ser humano en las condiciones del mundo tecnócrata. Las fuerzas oscuras aspiran todo el tiempo a sustituir el mecanismo natural de este mundo, dado al Hombre desde el principio, por su engorroso sistema artificial, que contradice la naturaleza del Hombre.

Le pedí a Anastasia que hablase más concreta y comprensiblemente, sin sus invenciones filosóficas, y ella continuó:

―Entiende, Vladimir, que a tus preguntas de qué, cuándo, en qué cantidad debe comer el Hombre, nadie podrá contestar mejor que el propio organismo de cada persona concreta. La sensación de hambre y de sed fueron dadas especialmente, con el fin de señalar a cada persona por separado, cuándo tiene que usar la comida. Y éste, precisamente, será el momento más propicio para cada uno. El mundo tecnócrata no es capaz de asegurar al individuo la posibilidad de satisfacer la sensación de hambre y de sed en el momento deseado por su organismo. Y entonces empezó a someter al Hombre a una programación que es la consecuencia misma de esta incapacidad, justificándola además con argumentos para defender lo que llaman eficiencia. Imagínate: una persona se pasa la mitad del día sentado casi sin gastar energía, y otro realiza un trabajo físico o simplemente está corriendo, suda que te suda, y gastando muchas veces más energía, y ambos tienen que comer a la misma hora. El hombre debe emplear la comida en el momento en el que su organismo se lo aconseje, y no puede haber otro consejero.

Entiendo que en las condiciones de vuestra vida esto resulta casi irrealizable, pero para la gente que tienen sus huertas al lado de sus viviendas, esta posibilidad existe y hay que aprovecharla renunciando a las orientaciones artificiales que van contra natura.

Lo mismo puedo decir contestando también a la otra pregunta tuya de qué se debe comer. Aquello que en un momento dado se tiene, por decirlo así, “al alcance de la mano”. El organismo de por sí elegirá lo que le es necesario. Puedo ofrecerte un consejo no tradicional: si en tu vivienda hay algún animal, un gato, un perro..., obsérvalos atentamente. De vez en cuando ellos escogen de entre la variedad de hierbas, un cierto tipo de hierbecilla y la comen. Es necesario recoger al menos unas cuantas de esas hierbas y añadirlas a la comida. No hace falta hacerlo diariamente. Es suficiente con una o dos veces por semana. También es necesario espigar uno mismo los cereales, trillarlos, molerlos, hacer la harina y cocer el pan. Esto es importante en extremo. La persona que consume un pan así, aunque sólo sea una o dos veces al año, recibe una reserva de energía tal, que es capaz de activar sus fuerzas espirituales interiores, influenciar positivamente su estado físico y aportarle paz a su alma. Este pan también puede compartirlo con sus parientes y gente cercana. Les va a beneficiar también a ellos, si lo da con sinceridad y amor.

Es muy provechoso para la salud de cada persona al menos una vez en el verano, durante tres días, alimentarse sólo con aquello que crece en su terreno, complementariamente utilizando el pan, el aceite de girasol y un mínimo de sal.

Ya conté cómo se alimenta Anastasia. Pues mientras me explicaba todo esto, ella, de manera espontánea, cogía una hierbita, después otra, y empezaba a masticarla, me ofreció una a mí también. Decidí probarla. Su sabor no era una delicia, pero tampoco repulsivo.

Es como si del proceso de alimentación y apoyo vital del organismo de Anastasia se encargara la Naturaleza y ella nunca permite que esto detenga sus pensamientos, ocupados con otras cuestiones. Entretanto, su salud forma parte de su inigualable belleza exterior. Según las afirmaciones de Anastasia, para el organismo de la persona que establece tales relaciones con el mundo vegetal y la tierra de su parcela, aparece la posibilidad de librarse de absolutamente todas las enfermedades.

La enfermedad misma, es el hecho del alejamiento del Hombre de los mecanismos naturales, que son los que están llamados a ocuparse de su salud y ser su apoyo vital. La lucha contra cualquier enfermedad no presenta ningún problema para estos mecanismos naturales, puesto que, precisamente, en ello consiste la esencia de su existencia. De todas formas, el beneficio que obtienen las personas que establecen este contacto de intercambio de información a través de estrecharse con un pequeño trozo de naturaleza, va mucho más allá de la simple lucha contra las enfermedades.

Autor: Vladimir Megre. (Rusia)
Traducido al español por Iryna O´Hara (bielorusa) Y Rocío Madreselva (española).
Para más información visite nuestra web: www.cedrosresonantesderusia.es


Extracto de:
ANASTASIA por Vladimir Megré.
Libro 1 de la serie Los Cedros Resonantes de Rusia.
Capítulo 11.


TRABAJADORES DE LA LUZ

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