El huracán Irene fue degradado hoy a tormenta tropical y comienza a alejarse de la ciudad de New York camino hacia el Norte de la Costa Este.
14 personas perdieron la vida en diferentes localidades de Estados Unidos.
La mitad de las víctimas vivían en el estado de Carolina del Norte, el primero del país en ser golpeado por el violento fenómeno climático, que llegó a registrar vientos de hasta 140 kilómetros por hora.
Las otras víctimas mortales se registraron en Virginia (tres muertos), Nueva Jersey (dos), Connecticut, Florida y Maryland.
Hoy, el Centro Nacional de Huracanes —con sede en Miami— dijo que los vientos se habían reducido a 105 kilómetro por hora. Igualmente, unos cuatro millones de hogares quedaron sin luz por la caída del tendido eléctrico o problemas en las plantas de suministro de energía.
Las inundaciones comenzaron a afectar a algunas calles situadas a la orilla de Nueva York, la ciudad más grande de Estados Unidos. Las autoridades de la ciudad dijeron hoy que las lluvias caídas durante la noche superaron la capacidad de descarga del alcantarillado, lo cual causó corrientes en las calles.
El agua de mar procedente del puerto de Nueva York alcanzaba la orilla de la acera del parque Battery, en el extremo sur de Manhattan.
A lo largo de la costa, en los vecindarios exteriores, las inundaciones eran peores. El agua del océano llegaba a las calles principales de Rockaways, una península en Queens cuya evacuación ordenó el alcalde Michael Bloomberg.
En Brooklyn, algunas calles de Coney Island también estaban bajo el agua, y en Red Hook, a lo largo del puerto, el agua había penetrado hasta 91,5 metros (100 yardas).
La enorme tormenta —de 805 kilómetros de ancho— había amenazado a 65 millones de personas en toda la costa del Atlántico, el mayor número de estadounidenses afectados jamás por un solo meteoro.
Todo el sistema de transporte colectivo permaneció cerrado debido al clima, por primera vez en la historia. Todos los aeropuertos de la ciudad estaban cerrados, con más de 9.000 vuelos cancelados. Todos los espectáculos de Broadway, los juegos de béisbol y otros eventos fueron cancelados o pospuestos.
En Times Square, las tiendas estaban cerradas con tablas en las ventanas y había sacos de arena apilados fuera de las tiendas. Las obras de construcción en el sitio donde se alzaban las torres gemelas estaban suspendidas. Sin embargo, los taxis seguían operando.
Washington DC se preparó también para la llegada de Irene, lo mismo que Filadelfia, la costa de Nueva Jersey y el área metropolitana de Boston.
El sistema de tormenta también trajo una gran cantidad de lluvia y bandas de nubosidad de hasta 805 kilómetros (500 millas) y amenaza a un arco de ciudades donde residen 65 millones de habitantes.
EL OPERATIVO
El presidente Barack Obama se mantiene al frente de las operaciones de emergencia en Washington, reunido con responsables del Centro Nacional de Coordinación de Emergencias (NRCC) instalado en el cuartel general de la FEMA (Agencia Federal de Rescate de Emergencia).
"Esto va a ser algo duro de pasar", afirmó Obama durante una videoconferencia con altos funcionarios federales, incluido el vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Seguridad Janet Napolitano, y con agencias del gobierno situadas en el rumbo previsto del ciclón, en la costa este.
"Van a ser unas largas 72 horas. Obviamente, muchas familias van a verse afectadas (...). La mayor preocupación que tengo ahora tiene que ver con las inundaciones y el suministro eléctrico", añadió
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