Hoy a la madrugada, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, la vida de la dramaturga, poetisa y productora teatral mexicana Margarita Villaseñor llegó a su fin.
Por todo lo que significa para la cultura de México esta mujer y la trascendencia de su producción literaria, la noticia de su fallecimiento generó que varias personalidades e instituciones manifestaran su pesar por la partida de esta escritora que enriqueció a las letras de su país con obras como “Poemas”, “Tierra hermana”, “Poemas cardinales”, “La ciudad de cristal” y “De muerte natural”.
Las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por ejemplo, consideraron que este fallecimiento le hace perder al territorio mexicano a “una de las grandes poetas del siglo XX”, mientras que Consuelo Sáizar, quien preside el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), también se hizo eco de esta triste realidad.
Como recuerdan desde “El Informador”, esta mujer que solía decir que su poesía oscilaba “entre el amor triste, el amor alegre y el humorismo” había nacido el 30 de abril de 1934 en la Ciudad de México.
Antes de transformarse en una figura destacada de la cultura, había recibido formación académica en el Instituto Francés de América, en la Universidad de Guanajuato, en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad de París.
Durante toda su vida, su buen desempeño en el campo de la escritura la llenó de satisfacciones y, además de proporcionarle fama, le permitió ser distinguida en múltiples oportunidades con galardones como el Premio Xavier Villaurrutia y el Premio a la Mejor Adaptación de la Asociación de Escritores.
Margarita Villaseñor ya ha partido de este mundo, pero su esencia quedará siempre vigente de este lado del universo ya que jamás puede morir el espíritu de un escritor. Quien lea un libro de algún autor ya fallecido, comprenderá que la desaparición física no borra el talento y la creatividad de quien escribió esa obra.