LUZBY BERNAL

domingo, 14 de agosto de 2011

En Londres hay más que un problema de vandalismo

En Londres hay más que un problema de vandalismo

Oficiales Londres
Oficiales antidisturbios en una calle de Hackney, al este de Londres.
Foto: REUTERS / Lucas MacGregor

Crisis económica y recortes fiscales son algunas causas para entender las asonadas de esta semana.

Tan compleja y diversa como la misma ciudad en la que conviven nacionalidades de todo el mundo, son las causas que originaron los violentos disturbios que se registraron esta semana en Londres y que han dejado más de 1.500 detenidos, millonarias pérdidas económicas, sensación de inseguridad y un debate sobre cómo entender y frenar el vandalismo juvenil.
Todos hablan de esto. Tratan de encontrar razones en el malestar producido por las medidas de ajuste fiscal anunciadas por el gobierno de David Cameron. Otros buscan explicaciones en la recesión económica, en los enfrentamientos raciales entre la Policía y las minorías étnicas y los últimos se preguntan dónde estaban los padres de los que protagonizaron los riots (disturbios), y los responsabilizan.
Los cierto es que las vacaciones de verano de los británicos se vieron interrumpidas por una ola de violencia que vacío las calles por cuenta de la presencia policial. (Israel vive las mayores manifestaciones de toda su historia)
"Yo no lo podía creer. Esta ciudad tan activa, con tanta gente, de repente quedó paralizada, no me sentía en Londres", dijo Rosa González, una colombiana que vive desde hace 20 años en Brixton, en la capital británica.
Aunque se reconoce que detrás de los riots hay un componente relacionado con la crisis económica que enfrenta el Reino Unido, los especialistas dicen que distan mucho de los que se han registrado en Grecia o España.
"Los sindicatos no están pidiendo una reivindicación precisa; vimos un grupo expresando una frustración económica y social de forma violenta sin precisión en sus demandas políticas", dijo a EL TIEMPO Tarek Mostafa, economista de la Universidad de Londres. (Los 'indiganados' españoles temen vivir peor que sus padres)
Por su parte, para Hans Steinmuller, antropólogo y sociólogo del London School of Economics, la situación es compleja porque no se trata de manifestantes que tengan metas como conseguir un trabajo. "Ese es un ideal que ya no existe, estos jóvenes están marginados de la sociedad. Lo que se ve cuando saquean las tiendas es que no tienen ninguna meta colectiva, sino consumista. Están robando tenis y artículos de tecnología. Es muy diferente de lo que pasa en el resto de Europa y es, sin duda, una nueva forma de malestar social, que es difícil de contrarrestar".
Para él, la situación se asemeja a las revueltas de París en el 2005 y 2006. Sin embargo, es imposible desligar estas manifestaciones de los problemas sociales y económicos derivados de la crisis del 2008.
Los expertos también aseguran que el componente étnico racial ha sido determinante. De hecho, lo que originó la propagación de los disturbios fue la muerte del afrocaribeño Mark Duggan en Tottenham, a manos de una policía a la que se le ha acusado de racismo. "En el Reino Unido, las diferentes comunidades étnicas han coexistido en paz cuando la economía es próspera. Pero en crisis, entre ellos compiten por los puestos de trabajo que quedan y pueden surgir tensiones entre los más desfavorecidos", destacó Mostafa.
La angustia de los dirigentes es grande, sobre todo al ser conscientes de que las medidas fiscales aún no se han hecho efectivas del todo. "El descontento social puede ser todavía mayor," reconoció Charles Tannock, diputado de Londres en el Parlamento Europeo. (En Chile los estudiantes buscan lograr una gran transformación social).
Mientras tanto, el debate se concentra sobre si es necesario mantener el recorte en el presupuesto de la Policía Metropolitana de Londres, en momentos en que la capital se prepara para los Juegos Olímpicos del 2012.
Para los británicos lo que sigue es el proceso contra las 500 personas que ya tienen cargos por su participación en los riots, mientras que para el Gobierno y los dirigentes lo que sigue es la respuesta de sus conciudadanos en las próximas elecciones, en las que el gobierno conservador podría verse seriamente afectado.
'Nunca sentí un miedo similar en Colombia' Londres. Tristeza y rabia, porque nunca imaginó que fuera a presenciar y a sentir miedo en las calles de Londres por temas de seguridad, fueron las primeras sensaciones de Rosa González, una colombiana de 38 años que vive desde hace 20 en Brixton, en el sur de Londres, una de las zonas más afectadas por los disturbios de esta semana.
El pasado lunes en la mañana se despertó temprano, como lo hace habitualmente, y se encontró con que varios almacenes de su barrio habían sido quemados, y con la estación de metro cerrada. "Tuvimos que coger buses y dar vueltas adicionales para llegar a donde necesitábamos, pero era muy triste ver que gente de nuestro barrio podía haber hecho eso. Lo primero que pensé es que ni en Colombia pasa esto, pese a nuestros problemas de seguridad".
Pero Rosa destacó la solidaridad que se despertó entre los vecinos. "Aquí uno no sabe quién vive al lado, cada quien va por su lado, pero ahora nos miramos a la cara y tratamos de reconocernos, de cuidarnos entre nosotros. Sí hay solidaridad, pero también miedo, porque pensamos que algunos de los jóvenes que viven aquí con nosotros participaron en esos hechos".
Devolver la confianza
La experiencia de Johanna Quintanilla, una colombiana que llegó a Londres hace casi tres años para hacer un posgrado, fue similar: "Como colombiana, sentí que la Policía de mi país hubiera podido reaccionar más rápidamente y mejor, y que en temas de seguridad los países del primer mundo también tienen serios problemas. Yo vivo en Brixton y me asustó mucho ver los locales cerrados. Ahora desconfiamos de los vecinos, todas las caras parecen sospechosas y, pese a que en las calles de Londres hay cámaras de vigilancia por todas partes, me sentí insegura y desprotegida. Nunca me sentí así en Colombia. La gente cambió su rutina esta semana, no salía o llegaba muy temprano, las estaciones de metro estaban vacías, los buses también. Creo que lo más difícil ahora para la ciudad es devolverles la confianza a sus habitantes en las autoridades".

No hay comentarios: