LUZBY BERNAL

jueves, 5 de agosto de 2010

Mi camino y la obra de mi vida son mis grandes prioridades.

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Muchos acaban realizando tantas tareas menores, que no tienen tiempo para la obra de su vida; confunden la ocupación con la consecución de su propósito ulterior. Puede haber montones de tareas por hacer, y tú corriendo y esforzándote en todo momento. Si quieres emprender la obra de tu vida, nece­sitas tiempo para empezarla. Algunos dicen "Haré las cosas importantes cuando haya acabado todos los recados, faenas de casa, etc.". Cuando acaba el día, están demasiado cansados o no les queda tiempo para hacerlas.

Dedícate a las actividades que te acercan a la obra de tu vida, a primera hora del día o tan pronto como te sea posible. Despertándote, piensa durante cinco minutos en tu camino superior. Pregúntate "¿Hay alguna acción que puedo realizar hoy para acercarme un poco a la obra de mi vida?" o "¿Cuál es la acción más importante que puedo emprender hoy?" Que sea ella tu prioridad; hazla antes de cualquier otra cosa. Puede tratarse de algo tan sencillo como activar el símbolo de la obra de tu vida, hacer una llamada telefónica, comprar un libro sobre un tema que te interesa o crear un espacio en tu casa donde llevar a cabo determinada actividad. Te sorprenderá la forma en la que cambiará tu vida si lo primero que piensas y practicas cada día tiene que ver con la realización de tus sueños.

Un principio muy importante en cuanto a la obra de tu vida, es la elección del momento. Quizás hayas oído la expre­sión "ha llegado la hora". Empieza a afirmar ahora mismo, que estarás en el lugar adecuado en el momento adecuado. Guarda el pensamiento en tu mente y confía que tus sentimientos de alegría o resistencia te ayudarán a crear esta realidad.

Una mujer, por ejemplo, se esforzaba por escribir un libro. Se obligaba a escribir una o dos horas al día. Simplemente, no se le ocurría ninguna idea y, finalmente, dejó de intentarlo. Transcurrieron dos años durante los cuales hizo intentos espo­rádicos de escribir pero sin conseguir nunca centrarse en ello. No hacía más que culparse a sí misma, diciéndose que era un fracaso y que no tenía la disciplina necesaria para escribir.

Su trabajo la ponía en contacto con personas enfermas y empezó a trabajar con ellas, enseñándoles los principios espirituales que conocía. Muchas comenzaron a sentirse mejor o encontrar la paz interior que buscaban. Cada vez había más personas que acudían a verle y decidió dar clases. Grabó sus charlas en una cinta magnetofónica y, puesto que la demanda de sus enseñanzas era grande, transcribió las cintas, encuader­nó sus transcripciones y las distribuyó entre sus alumnos para que las utilizaran como guía. Ellos las enseñaron a más perso­nas interesadas y se encontró haciendo constantemente más copias para satisfacer su demanda.

Un día, le llamó el editor de una gran editorial de libros. Un amigo le había mostrado su manuscrito y él deseaba publicarlo. Resultó que este tema era muy popular en aquel momento y el libro fue un éxito. Recordando sus antiguos intentos por escribir, se dio cuenta de que le había hecho falta evolucionar y aprender mucho antes de escribir su libro. También vio que el momento no había sido el adecuado; si hubiese podido publicar de alguna manera su libro anterior, el éxito hubiese sido inferior.

Si te encuentras trabajando en un proyecto, recuerda que tu guía superior te ayuda siempre a concluirlo en el momento adecuado. Si, hagas lo que hagas, tus esfuerzos encuentran resistencia, será un proyecto inadecuado o un momento poco propicio. Quizá haga falta que te dediques a algo diferente, para volver a este proyecto más adelante. Aplica tus energías a otro campo y sigue el camino de tu alegría.

Quizás haga meses que deseas un cambio pero no sabes qué hacer o crees que no tienes la posibilidad de abandonar tu situación actual. O quizá sepas lo que quieres pero piensas que costará mucho dinero o exigirá que hagas algo que trasciende tu capacidad y recursos. Sé amable contigo mismo si todavía no has actuado. Recuerda que hay un período de elaboración interna antes de que se produzcan los cambios. Quizá estés adaptando tu forma de pensar, revalorando tu vida, observando las cosas desde una nueva perspectiva y reuniendo 1a energía necesaria para el cambio. Cuanto mayores los cambios exter­nos que deseas introducir, mayores los cambios internos que deben precederles.

Sanaya Roman y Duane Packer

Soy Espiritual

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