LUZBY BERNAL

viernes, 17 de septiembre de 2010

LA DANZA DE LA LLUVIA



Cuando pensamos en un baile tribal indioamericano, la danza de la lluvia es la primera que nos viene a la mente.
De hecho la danza de la lluvia es una ceremonia muy importante para las tribus indias, dotadas de una gran espiritualidad en todas las facetas de su vida.
Podemos definir a dicha danza como la que se realiza para provocar la lluvia y asegurar la protección de las cosechas.

Preparemos el escenario... es a mediados de agosto, hace mucho calor. Los cultivos necesitan agua para vivir y los indios necesitan los cultivos para sobrevivir en invierno. Esta danza fue común a la mayoría de las regiones secas del Sudoeste, territorios que experimentan elevadísimas temperaturas con muy poca lluvia.

También otras tribus nativas norteamericanas también realizan danzas de la lluvia, como los Cherokee en el Sudeste de EE.UU.

Esta danza tiene unas características que la hacen especial. La primera y más llamativa es que no sólo la bailan hombres sino hombres y mujeres juntos, debido a su importancia para la comunidad india. La ropa, joyas y grandes tocados también son únicos, se utilizan sólo para esta ceremonia, guardándose el resto del año hasta la próxima celebración. Otra característica es que la mayoría de danzas tribales son en círculo. Esta, hombres y mujeres se desplazan en zigzag.

Se utilizan plumas, turquesas, tambores, sonajeros y máscaras para la ceremonia. Hay que resaltar el enorme simbolismo de los diferentes objetos utilizados así como su significación mágica.. Las plumas además de simbolizar el viento, se estructuran igual que el aura humana y se pueden emplear no sólo para desplazar el viento en la dirección adecuada sino para alisar las fibras áuricas. Por ello se utiliza tanto la pluma como herramienta curativa. Nuestras fibras áuricas se pueden enredar igual que el cabello humano. El movimiento de la pluma hecha por un experto chamán las desenreda y las vuelve a su sitio, para ello el chamán debe ser capaz de ver, intuir o notar lo que no está bien.

Los indios americanos consideraban que las plumas era mensajeros o energías y les tenían en gran estima como portadoras de significado.

Por su lado la turquesa, piedra semipreciosa, simboliza la lluvia. Para los indios americanos, las piedras son los “parientes”más antiguos del hombre, de otro reino o ámbito de existencia. Los animales, plantas y minerales para el indio son también hijos del Gran Espíritu, por ello su comportamiento hacia ellos no puede ser de dominio o explotación, sino de mutuo respeto y colaboración en beneficio de todos.

Nuestra percepción del mundo ha sido moldeada por el pensamiento materialista científico e influida por una religión monoteísta que consideraba a los espíritus o como demonios o fruto de la fantasía supersticiosa. En cambio para el indio su visión del mundo era holística, se considera que todo tiene vida. Las formas no humanas son simplemente, maneras de experimentar la vida que están organizadas de un modo diferente. Cada una tiene conciencia de lo que es, aunque tal conciencia esté alejada de la humana.

Todo por tanto merece ser tratado con respeto ya sea planta, animal o piedra, porqué toda vida es sagrada, es decir tiene una utilidad y una función concreta. El chamán los utiliza como “aliados” integrando la energía-poder de éstos para conseguir unos conocimientos que le permitan realizar actividades que de otra forma no podría llegar a realizar. Hay piedras, según ellos, que tienen unas cualidades que el ser humano detecta en ellas, el chamán las guardará hasta que alguien las necesite, aquél las entregará con amor conociendo su valor intrínseco para ayudar al necesitado de lo que la piedra pueda ofrecer.

El toque de tambor, se utiliza para inducir un estado mental alterado con el que la percepción del individuo llega al nivel para desarrollar la actividad chamánica. El tambor representa también el poder espiritual que se asocia con la Fuerza de la Vida.El golpe del tambor sincroniza el latido del corazón, ritmo de la Fuerza de la Vida, con el ritmo del cosmos, el “latido” del universo. El monótono golpear y la baja amplitud del sonido del tambor relaja al cerebro y las neuronas entran en sintonía con la velocidad de vibración de mundos invisibles.

Por su parte el sonajero, hecho de calabazas seca o cuero sin curtir, contiene semillas, cristales pequeños que suenan cuando se agita el instrumento. Simboliza el movimiento vibratorio de las fuerzas cósmicas que se expande en todas direcciones y da origen a la ley, es como la palabra de la divinidad. Su sonido relaja la mente y decelera la actividad cerebral, eliminando la barrera existente entre la percepción del mundo material y el reino de las realidades espirituales, es decir sirve de puente entre los dos mundos.



Respecto a la máscara es un medio de expresión de los potenciales internos sobre todo en danzas ceremoniales u otras donde sea necesario traer a tierra esas energías. Puede representar un animal, un aliado o un guía de otro mundo y se lleva para que el contacto interior con él sea más potente. Las pinturas en la cara también son de hecho una máscara más sencilla.

Es una ceremonia de transmisión oral de generación en generación. Respecto a la indumentaria los hombres llevan pelo largo ondeando al viento y las mujeres lo llevan recogido en una envoltura a ambos lados de la cabeza.

Los hombres llevan una máscara de color turquesa con una franja que se extiende de oreja a oreja en toda la faz de la máscara. El fondo es un banda de color azul, amarillo, rojo y rectángulos. En la parte de abajo de la máscara tapando el cuello se cuelga unas tiras de crin. Tres plumas blancas cuelgan de la parte superior de la máscara de sexo masculino.

La máscara de la mujer es algo similar pero en lugar de una franja de color turquesa, el suyo es blanco y no tienen rectángulos ni crin en la parte inferior. Una pluma se cierne sobre su rostro.

Los hombres también tienen sus cuerpos pintados por las normas tribales, piel de zorro colgada detrás de ellos y también un brazalete de plata y un delantal blanco de tela. Los mocasines de color turquesa. Las mujeres llevan un vestido negro y van descalzas.

Cuando fueron llevados a las reservas el Gobierno Norteamericano prohibió realizar ésta y otras ceremonias religiosas a los indios. Sin embargo continuaron haciéndose de una forma camuflada, negando en caso que se descubriera que estaban realizando dicha danza. De todas formas la danza continuó, trasmitiéndose de padres a hijos, manteniéndose hasta hoy.


Fuente:embolica.blogspot.com

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