LUZBY BERNAL

jueves, 2 de diciembre de 2010

La imagen repetitiva de Omaira Sánchez

Posted on 30 Noviembre, 2010 porsindicatodelocio
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Por: Juan Guillermo Herrera


Durante años Omaira Sánchez ha alimentado el sentimiento de lastima de los colombianos, es a la vez la imagen de penitencia perpetua de los sobrevivientes de la tragedia, sus tristes horas de agonía se convirtieron en el fetiche vulgar de periodistas de todo el mundo, 25 años después ningún periodista ha hecho un seguimiento serio de los sobrevivientes de la tragedia, y mucho menos de las generaciones armeritas pos-tragedia.
No he visto ningún estudio sociológico serio acerca del pueblo armerita, un pueblo errante que lejos del bullicio mediático no ha recibido la suficiente atención, quienes estaban cursando último año de bachillerato cuando sobrevino la tragedia, recibieron de manos del presidente de la época Belisario Betancourt el diploma de bachiller, ¿acaso este acto solemne y caritativo de Belisario con las víctimas de la tragedia, aseguraría un futuro promisorio, enlodado por la avalancha que provoco el volcán Ruiz y la avalancha de negligencia estatal?.
No se ha visto ningún tipo de investigación jurídica acerca de la responsabilidad del gobierno de la época, ni del gobernador del Tolima de ese entonces quien se hizo el de la vista gorda ante las denuncias del alcalde, cuando habían serios indicios de lo que iba a suceder en ese pueblo pujante, en cambio si queda evidenciado la cobarde utilización mediática del gobierno de la época para tapar lo que ocho días antes había sucedido en el palacio de justicia.
Los jóvenes habitantes de Armero llegaron a Lérida, Ibagué y Bogotá en su mayoría, a reconstruir a punta de procreación lo que la naturaleza les arrancó, como si les hubiera invadido un afán por reponer las vidas humanas que se perdieron, luchando por las ayudas humanitarias que países extranjeros enviaron, soportando frio en cambuches, el bolillo en la boca y mendigando una limosna.
Así a partir de una tragedia, en medio de la desolación, miles de armeritas invadieron los espacios de otras poblaciones, la naturaleza les arranco sus riquezas y tuvieron que empezar de cero, muchos nunca se han recuperado viven empobrecidos, y a nosotros sus hijos nos ha perseguido la tragedia a donde hemos ido, errantes, de un pueblo a otro sin acomodo, porque no hubo un plan de desarrollo económico que lograra reponer a Armero-Guayabal, de las incalculables pérdidas que dejo el desastre.
Una tragedia no termina cuando se rescata a los sobrevivientes, y la de Armero no termino cuando los ojos grandes de Omaira se cerraron, la tragedia es que cada año los medios la reviven, a ella junto al dolor de todos los que algo tenemos que ver con el desastre, ante el fetichismo insensato de los medios y la verdad olvidada por un país sin memoria y unos gobernantes negligentes.

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