LUZBY BERNAL

jueves, 30 de diciembre de 2010

TESTIMONIO INTERESANTE DE UN EX TESTIGO DE JEHOVÁ QUE ACABA DE DEJAR LA SECTA EN CUESTIÓN

En los años de 1970 comencé a desarrollar una sed espiritual muy aguda. Empecé a estudiar la Biblia con los Testigos de Jehová y al cabo de dos años me bauticé.  Con el pasar del tiempo, fui escalando posiciones de responsabilidad o “privilegios”, llegando a ser “siervo ministerial”, “anciano”, “precursor regular” y “miembro del comité de Salones de Asambleas.”Por más de treinta años mantuve una impecable hoja de servicios con la organización de los “Testigos de Jehová”. Durante mis responsabilidades sobre la Congregación veía situaciones que se salían de lo normal y esto me molestaba pero las pasaba por alto pensando que Jehová arreglaría todo a su debido tiempo. Este “cliché” se usaba a menudo para ignorar cosas que pasaban en la Organización. Mientras desempeñaba mis tareas con entusiasmo y dedicación, hice unos interesantes descubrimientos. Deseoso por obtener respuestas a muchas cuestiones que afectaban la vida de mis hermanos en la Congregación, empecé a investigar por mi propia cuenta sin mencionar esto a nadie. Era mi costumbre examinar los escritos bíblicos con detenimiento e imparcialidad y consideré una variedad de cosas que no encajaban. Estas investigaciones me permitieron detectar numerosas inconsistencias entre lo que enseñaba la congregación primitiva y las doctrinas de la Watchtower. Pero estas cosas no podía compartirlas con nadie, pues temía que me descubrieran, ya que mis compañeros de creencia eran más leales a la Watchtower que a mí y por eso, sólo consultaba con el Padre celestial.A pesar de la discreción con la que sometía a prueba las enseñanzas y procedimientos de la organización WT, algunos de los ancianos  tuvieron conocimiento de mis investigaciones y me aconsejaron que dejara todo en manos de Jehová y de Jesús. Ellos se encargarían de arreglar todo lo que estuviera dañado. Trate de razonar con ellos sobre la nueva norma de las revistas y libros gratis y la carga doble que se les imponían a los publicadores de pagar por la literatura y depositar en las cajas lo que recibieran de los amos de casa. Eso equivalía a pagar dos veces por la literatura. Eso no estaba bien. Ellos me recordaron la carta que envió la Sociedad que esa era la forma que la Sociedad quería las cosas y había que hacerlo así. Yo me calmé y dejé las cosas así.También me entere más tarde acerca de una carta que ayudaría a los ancianitos y a los imposibilitados, los que no podían predicar por su condición enfermiza, ahora podían informar 15 o 30 minutos si eso era lo que podían hacer para que no aparecieran como inactivos. El propósito de esto era para cuando la Sociedad pidiera las contribuciones de las Congregaciones ($8.50 por publicador) para sufragar los gastos de los carros y Plan de Salud para los Superintendentes viajantes, debían contar los publicadores “activos” y multiplicar por $8.50 la cantidad a enviar, incluyendo a aquellos que aunque enfermitos se mantenían activos informando 15 o 20 minutos. Así obtenían más dinero. Encima de eso la Congregación debía ayudar para los gastos del Salón local, para la construcción de Salones, para mandar Betelitas a Asambleas Internacionales, para ayuda a damnificados, etc. etc. ¿Y para los necesitados dentro de la Congregación, qué? No, para eso no había ayuda, sólo lo que cada publicador pudiera hacer personalmente sin hacer colectas. Las colectas son para la Watchtower, para más nadie.  Todo eso empezó a revolotear por mi mente. Encima de eso está la cuestión de los pedófilos en la Congregación. No se informaban a las Autoridades y se mantenía al individuo dentro de la Congregación. Traté de envolver a otros para que vieran lo que estaba pasando pero me daban la espalda y me aconsejaban que dejara todo en las manos de Jehová.El temor es una de sus mejores armas para mantener en sujeción a todos los adeptos. Cada TJ es un espía de sus demás compañeros y cualquier “irregularidad” debe ser reportada inmediatamente a los líderes que aplicarán las debidas medidas disciplinarias. Esto condujo a que fuera enjuiciado por un “comité judicial”, como se les denomina. Fui interrogado y amonestado por espacio de tres horas. Aquel Cuerpo de ancianos, “buenos y amorosos”, me culparon hasta de cosas inmorales inventadas por ellos mismos sin presentar ninguna prueba, la palabra de ellos era suficiente. Al final de la reunión, pasada la medianoche, los 4 miembros del comité, luego de intimidarme y calificarme de “apóstata”, me dieron tres días de plazo para recapacitar y “arrepentirme.” Yo estaba ya decidido a romper con la esclavitud a la secta, y ellos, a su vez, estaban resueltos a deshacerse de mí, por cuanto sabía demasiado. Eso vino a ser un martirio al grado máximo. La oficina Sucursal en Tampa, la cual me tenía en alta estima y confianza, tuvo conocimiento de mis acusaciones y también me dio la espalda. Todo vino porque criticaba la forma de la Watchtower de sacarle dinero a los pobres publicadores, la posesión de bienes materiales como si fueran una bendición de parte de Jehová y añadir y quitarle a la Biblia. A ninguno de los ancianos le importó eso, seguían fieles a esta Watchtower, la cual sólo existe para engañar a medio mundo con sus mentiras y tretas. Antes de que me expulsaran presente mi carta de disociación breve y con mucho respeto,… hice mis maletas y salí corriendo. Caer en desgracia entre los TJ es lo peor que le puede pasar a un individuo y es algo muy difícil de aceptar y asimilar, con graves consecuencias emocionales tanto para el desasociado como para los familiares que permanecen en la congregación. Sin embargo, después de un mes, (el tiempo lo cura todo), me siento bien, me siento liberado y siento que mi relación personal con Dios y con su Hijo Jesucristo está estrechándose cada vez más. Mateo 11:28-30Israel González   
En los años de 1970 comencé a desarrollar una sed espiritual muy aguda. Empecé a estudiar la Biblia con los Testigos de Jehová y al cabo de dos años me bauticé.  Con el pasar del tiempo, fui escalando posiciones de responsabilidad o “privilegios”, llegando a ser “siervo ministerial”, “anciano”, “precursor regular” y “miembro del comité de Salones de Asambleas.”Por más de treinta años mantuve una impecable hoja de servicios con la organización de los “Testigos de Jehová”. Durante mis responsabilidades sobre la Congregación veía situaciones que se salían de lo normal y esto me molestaba pero las pasaba por alto pensando que Jehová arreglaría todo a su debido tiempo. Este “cliché” se usaba a menudo para ignorar cosas que pasaban en la Organización. Mientras desempeñaba mis tareas con entusiasmo y dedicación, hice unos interesantes descubrimientos. Deseoso por obtener respuestas a muchas cuestiones que afectaban la vida de mis hermanos en la Congregación, empecé a investigar por mi propia cuenta sin mencionar esto a nadie. Era mi costumbre examinar los escritos bíblicos con detenimiento e imparcialidad y consideré una variedad de cosas que no encajaban. Estas investigaciones me permitieron detectar numerosas inconsistencias entre lo que enseñaba la congregación primitiva y las doctrinas de la Watchtower. Pero estas cosas no podía compartirlas con nadie, pues temía que me descubrieran, ya que mis compañeros de creencia eran más leales a la Watchtower que a mí y por eso, sólo consultaba con el Padre celestial.A pesar de la discreción con la que sometía a prueba las enseñanzas y procedimientos de la organización WT, algunos de los ancianos  tuvieron conocimiento de mis investigaciones y me aconsejaron que dejara todo en manos de Jehová y de Jesús. Ellos se encargarían de arreglar todo lo que estuviera dañado. Trate de razonar con ellos sobre la nueva norma de las revistas y libros gratis y la carga doble que se les imponían a los publicadores de pagar por la literatura y depositar en las cajas lo que recibieran de los amos de casa. Eso equivalía a pagar dos veces por la literatura. Eso no estaba bien. Ellos me recordaron la carta que envió la Sociedad que esa era la forma que la Sociedad quería las cosas y había que hacerlo así. Yo me calmé y dejé las cosas así.También me entere más tarde acerca de una carta que ayudaría a los ancianitos y a los imposibilitados, los que no podían predicar por su condición enfermiza, ahora podían informar 15 o 30 minutos si eso era lo que podían hacer para que no aparecieran como inactivos. El propósito de esto era para cuando la Sociedad pidiera las contribuciones de las Congregaciones ($8.50 por publicador) para sufragar los gastos de los carros y Plan de Salud para los Superintendentes viajantes, debían contar los publicadores “activos” y multiplicar por $8.50 la cantidad a enviar, incluyendo a aquellos que aunque enfermitos se mantenían activos informando 15 o 20 minutos. Así obtenían más dinero. Encima de eso la Congregación debía ayudar para los gastos del Salón local, para la construcción de Salones, para mandar Betelitas a Asambleas Internacionales, para ayuda a damnificados, etc. etc. ¿Y para los necesitados dentro de la Congregación, qué? No, para eso no había ayuda, sólo lo que cada publicador pudiera hacer personalmente sin hacer colectas. Las colectas son para la Watchtower, para más nadie.  Todo eso empezó a revolotear por mi mente. Encima de eso está la cuestión de los pedófilos en la Congregación. No se informaban a las Autoridades y se mantenía al individuo dentro de la Congregación. Traté de envolver a otros para que vieran lo que estaba pasando pero me daban la espalda y me aconsejaban que dejara todo en las manos de Jehová.El temor es una de sus mejores armas para mantener en sujeción a todos los adeptos. Cada TJ es un espía de sus demás compañeros y cualquier “irregularidad” debe ser reportada inmediatamente a los líderes que aplicarán las debidas medidas disciplinarias. Esto condujo a que fuera enjuiciado por un “comité judicial”, como se les denomina. Fui interrogado y amonestado por espacio de tres horas. Aquel Cuerpo de ancianos, “buenos y amorosos”, me culparon hasta de cosas inmorales inventadas por ellos mismos sin presentar ninguna prueba, la palabra de ellos era suficiente. Al final de la reunión, pasada la medianoche, los 4 miembros del comité, luego de intimidarme y calificarme de “apóstata”, me dieron tres días de plazo para recapacitar y “arrepentirme.” Yo estaba ya decidido a romper con la esclavitud a la secta, y ellos, a su vez, estaban resueltos a deshacerse de mí, por cuanto sabía demasiado. Eso vino a ser un martirio al grado máximo. La oficina Sucursal en Tampa, la cual me tenía en alta estima y confianza, tuvo conocimiento de mis acusaciones y también me dio la espalda. Todo vino porque criticaba la forma de la Watchtower de sacarle dinero a los pobres publicadores, la posesión de bienes materiales como si fueran una bendición de parte de Jehová y añadir y quitarle a la Biblia. A ninguno de los ancianos le importó eso, seguían fieles a esta Watchtower, la cual sólo existe para engañar a medio mundo con sus mentiras y tretas. Antes de que me expulsaran presente mi carta de disociación breve y con mucho respeto,… hice mis maletas y salí corriendo. Caer en desgracia entre los TJ es lo peor que le puede pasar a un individuo y es algo muy difícil de aceptar y asimilar, con graves consecuencias emocionales tanto para el desasociado como para los familiares que permanecen en la congregación. Sin embargo, después de un mes, (el tiempo lo cura todo), me siento bien, me siento liberado y siento que mi relación personal con Dios y con su Hijo Jesucristo está estrechándose cada vez más. Mateo 11:28-30Israel González

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