LUZBY BERNAL

domingo, 26 de diciembre de 2010

RECORDANDO MI RECUPERACION

RECORDANDO MI RECUPERACIÓN.
Diciembre 27 de 2004.
Sé que estoy cansada. Sé que me siento agobiada. Quizá siento que ésta crisis, éste problema, ésta época difícil, durarán para siempre.
No será así. Estoy casi del otro lado.
No sólo pienso que ha sido duro; ha sido duro. Se me ha probado, se me ha examinado y se me ha vuelto a probar acerca de lo que he aprendido.
Mis creencias y mi fe han sido probadas con fuego, he creído, luego he dudado, luego he trabajado por creer algo más. He tenido que tener fe aunque no pude ver o imaginar aquello en lo que se me ha pedido creer. Quizá algunos de los que me rodean hayan tratado de convencerme de no creer en lo que yo esperaba poder creer.
He tenido oposición. He llegado hasta este sitio con un apoyo total y con alegría. He tenido que trabajar duro para no dejarme caer completamente, con todo y lo que estaba sucediendo en mi cuerpo y en mi interior. A veces, lo que me motivaba era la ira; a veces, el miedo.
Las cosas salieron mal, más problemas de los que anticipé. Me topé con obstáculos, frustraciones y molestias en el camino. No planee que esto fuera de la manera como se desenvolvió. Gran parte de esto ha sido una sorpresa; algo de ello no ha sido para nada lo que yo deseaba.
Sí, ha sido bueno. Una parte de mí, la parte más profunda que sabe la verdad, lo ha reaprendido todo el tiempo, aunque mi cabeza me dijera que las cosas eran una locura, que no había un plan ni un propósito, que Dios se había olvidado de mí.
Han pasado tantas cosas, y cada incidente – el más doloroso, el más perturbador, el más sorprendente – tiene una relación. Empiezo a verlo y a sentirlo así. Lo estoy viviendo así.
Nunca soñé que las cosas sucederían de esta manera. Pero así ocurrieron. Ahora estoy aprendiendo el secreto, tenían que ocurrir de esta manera, y esta manera es buena, mejor de lo que yo esperaba.
Tampoco creí que esto tardaría tanto. Pero se tardó. He aprendido la paciencia.
Nunca pensé que podría tenerla, pero ahora sé que la tengo.
Se me ha conducido. Fueron muchos los momentos en que pensé que había sido olvidada, cuando estaba convencida de haber sido abandonada. Ahora sé que se me estaba guiando.
Ahora las cosas se están acomodando en su lugar. Estoy casi al final de esta fase; lo presiento, de esta parte difícil de la jornada. La lección es casi completa. Lo sé, la lección contra la que luché, me resistí e insistí en que no podría aprender. Sí, ésa, ya casi la domino.
Se me ha cambiado desde adentro hacia fuera. Se me ha llevado a un nivel diferente, a un nivel superior, a un nivel mejor.
He estado escalando una montaña. No ha sido fácil, pero escalar montañas nunca ha sido fácil. Ahora estoy cerca de la cumbre. Un momento más y obtendré la victoria.
Aflojaré los hombros. Respiraré profundo. Seguiré adelante con confianza y en paz. Está llegando el momento en que la lucha termine. He pensado antes que se acercaba el momento, sólo para darme cuenta que no era así. Pero ahora está llegando. Lo sé, también puedo sentirlo.
Por cada esfuerzo en esta jornada hay una resolución.
La paz, la alegría, abundantes bendiciones y una recompensa son mías, aquí en la Tierra.
Habrá más montañas, pero ahora sé cómo escalarlas. Y he aprendido el secreto de qué hay en la cumbre…

Hoy, aceptaré el lugar donde estoy y continuaré yendo hacia delante.
Si estoy en medio de una experiencia de aprendizaje, me permitiré continuar con la fe de que vendrá el día de la maestría y de la recompensa.
Ayúdame, Dios mío, a entender que con todos mis mejores esfuerzos para vivir
en apacible serenidad, hay épocas en que hay que escalar montañas.
Ayúdame Señor a dejar de crear caos y crisis y ayúdame a enfrentar los retos que me harán seguir arriba y adelante.
Amén.

En marzo del 2004, un libro llamado “El lenguaje del Adiós” (contiene meditaciones diarias) llegó a mis manos, no por casualidad, sino por una Dioscidencia. Lo que acaban de leer, corresponde al día en que está fechado, sólo que lo reescribí en primera persona, cambié algunas palabras, agregué otras y muy pocas, las omití.

En Octubre 13 de 2007, con los pantalones bien puestos, me envolví en el poder divino que me creó y decidí volver a mi origen, que son la luz y el amor de Dios en acción; desde ese día la alegría de vivir y la inmensa gratitud al universo divino, acompañan mi ser y mi estar... Heme aquí...


 

BLOG DE : Nora Alicia Duran
Cusi Huasi

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